Al anunciar la invasión a gran escala de Ucrania, Putin proclamó la “desnazificación” como uno de los objetivos finales de su “operación militar especial”. Para la mayoría de las personas en todo el mundo, esto sonó como una absoluta tontería, una afirmación basada únicamente en la imaginación enfermiza de Putin que no tiene nada que ver con la realidad en Ucrania. Sin embargo, al igual que el plan de Rusia para invadir Ucrania se había estado preparando durante años, también lo fue su esfuerzo por construir excusas justificables para la guerra a los ojos de los ciudadanos rusos y de la gente de todo el mundo. Una gran parte de ese esfuerzo fue crear una historia persuasiva sobre el neonazismo en Ucrania (algo difícil de inventar sobre un país donde los partidos de extrema derecha obtienen menos del 3% de los votos en las elecciones y no tienen ningún poder político).
Todo el cuento ruso sobre los nazis en Ucrania está basado en un solo mito inventado sobre el Regimiento Azov, una unidad de la Guardia Nacional de Ucrania. Esta historia se volvió tan persuasiva que incluso 100 días después de la invasión rusa a gran escala de Ucrania, algunas personas todavía preguntan: “¿Son realmente neonazis los miembros del Regimiento Azov?” Para responder a esta pregunta y entender por qué esta imagen de la unidad militar sigue circulando en los medios y entre el público occidental, tenemos que mirar la historia de Azov y cómo ha sido retratado en los medios, tanto antes como durante la guerra a gran escala.
Historia de Azov
Tras la ocupación ilegal de Crimea en 2014, Rusia dirigió un levantamiento separatista en Donetsk y Lugansk y, en consecuencia, invadió el este de Ucrania. El presidente prorruso de aquel entonces, Yanukovych y todas sus estructuras corruptas no facilitaban fondos suficientes para las Fuerzas Armadas de Ucrania y entonces no era posible responder adecuadamente a la invasión. Los voluntarios civiles, que anteriormente se habían enfrentado al régimen prorruso durante la Revolución del Maidán, se movilizaron para llenar el vacío en las capacidades de defensa del país. Se crearon muchos batallones de voluntarios en respuesta a la agresión rusa, entre ellos el de Azov (llamado así por el mar de Azov, que limita con las regiones de Donetsk, Zaporiyia y Jersón en el sur de Ucrania). El núcleo de la unidad estaba formado por fanáticos del club de fútbol Metalist con sede en Járkiv, activistas del ‘Automaidán’ (un movimiento de protesta automovilista durante la Revolución del Maidan. — Ed.) y miembros de varios grupos de extrema derecha con sede en Járkiv, como como el Patriota de Ucrania, así como los miembros de la Asamblea Social Nacionalista (S.N.A.). Tanto el Patriota como el S.N.A. fueron dirigidos por Andriy Biletsky (más adelante se hablará sobre él).
Tras participar en la liberación de Mariúpol los separatistas y las fuerzas rusas en mayo-junio de 2014, Azov ganó una sólida reputación entre el público ucraniano y comenzó a atraer más voluntarios. Uno de los mitos comunes sobre la unidad es que se trata de un grupo de milicias (definido como una fuerza militar que opera de forma temporal y cuyos miembros no son soldados de un ejército permanente). Sin embargo, esto es falso. En otoño de 2014, Azov se integró en la Guardia Nacional bajo el mando del Ministerio del Interior de Ucrania y se estacionó de forma permanente en Mariúpol.
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Cuando comenzó la invasión rusa a gran escala en 2022, Azov desempeñó un papel importante en la lucha contra las fuerzas rusas en el sur de Ucrania. Durante 86 días, resistieron a las fuerzas de ocupación junto a miembros de una subdivisión de la 36ª Brigada Separada de Infantería de Marina de Mykolaiv. En el último mes, los combatientes ucranianos fueron empujados dentro del territorio de una enorme planta siderúrgica llamada Azovstal. A pesar de los constantes bombardeos, de los proyectiles de artillería y de la superioridad de las posiciones de ataque, las fuerzas rusas nunca pudieron apoderarse por completo de la planta. Debido a la escasez de alimentos, agua y suministros médicos críticos, el gobierno ucraniano ordenó a los soldados de Azov y a los marines rendirse el 19 de mayo. El 29 de junio, 43 miembros de Azov regresaron a Ucrania durante un intercambio de prisioneros, pero en julio de 2022, más de 2 500 defensores ucranianos de Mariúpol siguen cautivos en Rusia.
Los orígenes de la historia neonazi
En Ucrania, la importancia de Azov está directamente relacionada con sus esfuerzos por defender Mariúpol en 2014 y durante la invasión a gran escala de 2022. Aparte de su servicio militar, especialmente antes de 2022,rara vez se ha hablado de los miembros de Azov en público. Insatisfecha con el movimiento proeuropeo y prodemocrático en Ucrania en 2014, Rusia comenzó a afirmar que el gobierno legítimo de Ucrania había sido derrocado por una “junta fascista” o “neonazi”. Los medios de comunicación internacionales hicieron eco rápidamente de esta noticia y la capitalizaron, debatiendo si el Kremlin tenía algún motivo para tales declaraciones. Vyacheslav Likhachev, jefe del Grupo Nacional de Vigilancia de los Derechos de las Minorías y miembro del consejo de expertos del Centro de Libertades Civiles de Ucrania, que ha estudiado el radicalismo de extrema derecha, describe la amplia cobertura de Azov como un círculo vicioso. “La atención mediática se alimenta a sí misma: los medios de comunicación escriben precisamente sobre Azov y, en su mayor parte, solo porque otros también escriben sobre Azov. Es solo una obsesión a la que no vale la pena responder”. escribió Likhachev en uno de sus artículos de opinión sobre Azov. Pero, ¿existen motivos para acusar a los miembros de Azov de ser neonazis?
En primer lugar, es importante definir qué significa realmente el neonazismo y en qué se diferencia de los movimientos políticos de extrema derecha más generalizados. Si bien ambos comparten ideas comunes, como los valores conservadores, la supremacía de una raza o etnia sobre otras, la ley y el orden y otros, el neonazismo se distingue por sus aspiraciones de revivir la ideología nazi en particular, siguiendo las ideas de Hitler sobre la raza y la sociedad. En otras palabras, todos los neonazis son individuos de extrema derecha, pero no todos los individuos de extrema derecha son neonazis. Sin embargo, los medios pueden difuminar considerablemente las líneas entre ambas definiciones y utilizar una u otra como herramienta narrativa conveniente.
Después de todas las afirmaciones sin sentido sobre laboratorios biológicos secretos y armas nucleares ocultas, así como la negación de los crímenes de guerra, está claro que nada de lo que digan los presentadores de la televisión, las figuras políticas o los funcionarios del gobierno ruso debe tomarse como verdad. En el caso de Azov, los medios de comunicación rusos se aferraron a las biografías de los fundadores de Azov y su participación en movimientos de extrema derecha para crear una historia en la que se afirmaba que todo el batallón está formado por neonazis hoy en día, lo cual es simplemente falso. Uno de los miembros fundadores, Andriy Biletsky, de hecho tiene un historial controvertido, pero esto no define a los miembros actuales de Azov, sus puntos de vista políticos e ideologías. Andriy Biletsky, presidente del partido político de derecha “Cuerpo Nacional”, quien desempeñó un papel en la formación del Batallón Azov y es considerado su fundador, lideró el batallón solo un par de meses en 2014. Biletsky volvió a su actividad política posterior; sin embargo, algunos medios de comunicación extranjeros aún difunden la información errónea de que fue Azov, no Biletsky, quien fundó el “Cuerpo Nacional”. Es importante mencionar que Biletsky fue miembro del parlamento ucraniano sólo de 2014 a 2019 y no logró ser reelegido nuevamente. Actualmente, su partido no tiene poder político en el país. A pesar de haber dejado Azov hace tiempo, Biletsky sigue considerándolo su “creación” y, según Vyacheslav Likhachev, utiliza activamente la “marca” de Azov para avanzar en su carrera política. Durante su época como parlamentario, Biletsky fundó el Movimiento Civil Azov, pero es crucial señalar que todos estos partidos y movimientos políticos fundados por Biletsky y sus partidarios están completamente independientes de Azov como una unidad de la Guardia Nacional de Ucrania. También hay que recordar que los militares y agentes de la ley no pueden fundar ni ser miembros de partidos políticos en Ucrania.
¿Son los miembros de Azov neonazis?
Definitivamente no. Si bien los fundadores iniciales de extrema derecha abandonaron el regimiento a fines de 2014, la maquinaria de propaganda rusa y algunos medios de comunicación occidentales todavía siguen utilizándolos para empañar la reputación de Azov. No solo es erróneo, sino también perjudicial para Ucrania, hacer afirmaciones tan generalizadoras sobre toda una unidad militar que ha evolucionado y cambiado a lo largo de los años, basándose únicamente en los perfiles de sus fundadores. Desacreditar a Ucrania en el ámbito internacional es precisamente el objetivo de los medios rusos.
Además, las unidades militares de las Fuerzas Armadas de Ucrania no pueden formarse sobre la base de ninguna ideología en particular. La única ideología posible de la Guardia Nacional es el Estatuto Disciplinario (que, por cierto, consagra la obligación de “respetar los derechos humanos, el honor y la dignidad” y “abstenerse de declaraciones y acciones que violen los derechos humanos o degraden el honor y la dignidad de las personas”). El regimiento que a menudo se describe como “lleno de supremacistas blancos” es en realidad más diverso de lo que la mayoría de la gente piensa. Antes y durante la guerra a gran escala, muchos representantes de minorías étnicas y nacionales han servido en Azov, incluidos, entre otros, judíos, tártaros de Crimea, moldavos y georgianos. Según Vyacheslav Likhachev, todos los que expresaron abiertamente puntos de vista extremistas fueron retirados por el nuevo mando de Azov en 2017. Además, en una declaración reciente, Azov destacó que “desprecia el nazismo y el estalinismo”.
Entonces, si todo es tan obvio, ¿por qué el público occidental continúa expresando su preocupación por Azov?
Así es como Vyacheslav Likhachev lo explica:
“La propaganda rusa ha fomentado la impresión de un “batallón nacionalista” criminal y neonazi que supuestamente existe en Ucrania. Los propagandistas utilizan hechos objetivos (como el pasado político de los fundadores del batallón) para crear una imagen impresionante. Esta imagen es falsa, pero no hay que subestimar la propaganda rusa.
Es una narrativa sistemática, profesional y convincente, especialmente en la sociedad occidental, que no está acostumbrada a mentiras tan descaradas. La sociedad occidental suele rechazar una visión del mundo en blanco y negro y considera modelos más complejos. Normalmente, esta visión busca la verdad en algún punto intermedio, entre los extremos polarizados. Pero como dijo el historiador polaco Adam Michnik, “La verdad no está en el medio; está donde está”.
La propaganda solo funciona cuando uno está dispuesto a creer en ella. Si uno está internamente de acuerdo con la propaganda, la parte de convencimiento es fácil. A Occidente le conviene adormecerse con fábulas de que todo es complicado y ambiguo. En este caso, no hay necesidad de intervenir y ni de sentirse culpable, la conciencia está tranquila.
Una de las razones por las que el mito sobre el nazismo ucraniano sigue siendo viable es que beneficia no solo a Rusia. Este es un gran argumento para no hacer nada, contemplando a Ucrania peleando sola con el enemigo, sin sentir mucha simpatía por los combatientes de Azov, muchos de los cuales murieron en una batalla desigual, defendiendo Mariúpol con todas sus fuerzas, mientras que otros están ahora en el cautiverio ruso”.