Prýpiat es un ejemplo de ciudad con brillantes perspectivas y terribles consecuencias. Abandonada durante los últimos 30 años y contaminada por radiación. Prýpiat hoy es tierra de leyendas y paisajes sombríos donde triunfa la naturaleza. Al mismo tiempo, es potencialmente una ciudad-museo de importancia internacional, un monumento a una enorme catástrofe industrial. Ex residentes de Prýpiat aseguran que todo el mundo, al menos una vez en la vida, debería visitar este lugar. Visitar y hacer todo lo posible para que no aparezcan nuevas ciudades fantasma como esta.
Prýpiat es una ciudad de la región de Kýiv, ubicada cerca de la frontera de Ucrania con Bielorrusia, a 2 km de distancia de la Central Nuclear de Chornóbyl. Fue diseñada y construida como ciudad satélite de la planta de energía atómica, el noveno atomgrado en la Unión Soviética.
La ciudad lleva el nombre del río Prýpiat, afluente derecho del río Dnipró. Fue fundada en 1970 y, aparte de ser la ciudad destinada para acoger a los trabajadores de la central nuclear, fue planteada como un gran nudo ferroviario, cruce de carreteras y puerto fluvial.
ATOMGRADO
Ciudad donde la mayoría de los habitantes trabaja en el área de energía atómica.El 26 de abril de 1986 en el reactor número 4 de la Central Nuclear de Chornóbyl tuvo lugar el accidente nuclear más grave de la historia. Al día siguiente se anunció la evacuación de los aproximadamente 47 mil habitantes de Prýpiat. A consecuencia del accidente la ciudad se convirtió en zona inhabitable debido a la radiación.
Desde entonces se decretó una Zona de Exclusión en un radio de 30 km alrededor de la planta que incluye la Central Nuclear, las ciudades de Prýpiat y Chornóbyl, el norte del raion de Poliskyi en la región de Kyiv, así como una parte de la región de Zhytomyr y llega hasta la frontera con Bielorrusia.
La historia de las ciudades de Prýpiat y Chornóbyl está estrechamente entrelazada, y a menudo se les confunde aunque son ciudades completamente diferentes. Chornóbyl está situado aproximadamente a 12 km de la planta nuclear. Casi 14,000 personas vivían aquí antes del accidente.Esta ciudad no estaba relacionada con la Central Nuclear, la cual debe su nombre a estar situada en la región homónima.
Oleksandr
Oleksandr Syrotá nació cerca de Jersón, ciudad en el sur de Ucrania), pero pasó gran parte de su infancia en Prýpiat con su madre, Liubov Syrotá, escritora, editora y traductora. En el momento del accidente Oleksandr tenía 10 años.
Pasaron años tras la evacuación y la ciudad le reclamó de vuelta. Ahora Oleksandr escribe y graba documentales sobre Prýpiat y la tragedia de Chornóbyl, organiza excursiones a la Zona de Exclusión, dirige una ONG internacional “Centro Prypiat.com” y participa en el consejo publico de la Agencia Estatal para la Gestión de la Zona de Exclusión.
El accidente
El accidente ocurrió el sábado, 26 de abril de 1986. En aquella época los niños estudiaban seis días a la semana, así que el pequeño Oleksandr se había levantado esa mañana y se había ido a la escuela, a su clase, 3 B.
— Los profesores fueron llamados a una reunión de emergencia. Quizás por lo que había pasado en la planta. Después de la segunda clase escuchamos sirenas y corrimos al para ver qué sucedía. Vimos a un grupo de adultos muy preocupados. Cerca de la clínica había alrededor de diez ambulancias con las balizas encendidas. Empezamos a preguntar a los adultos: “¿Señor, señor, qué ha pasado?” Hasta que alguien nos dijo que había un incendio en la planta y que no molestáramos. Corrimos a un paso superior para ver el incendio.
Oleksandr describe lo que vio allí desde la perspectiva de un niño:
— Mucho se ha hablado acerca del brillo intenso que se reflejaba hasta el cielo. No digo que no fuera así, pero no entonces, en ese momento la planta estaba cubierta de humo, como niebla. Realmente no vimos nada interesante, lo único helicópteros, que empezaron a volar sobre nuestras cabezas.
Muchos detalles de esos días quedaron grabados en su memoria para siempre:
— El 27 de abril a mediodía, desde el altavoz, por primera, vez escuchamos el aviso de evacuación. En dos horas llegaron autobuses. Durante este tiempo me asomaba a la ventana y conversaba con amigos, mi madre estaba en el trabajo. Recuerdo que antes de la evacuación, cuando salimos a la calle, unos funcionarios de una oficina de vivienda y policías se llevaron a mi madre. Empezaron a cerrar edificios. Después subimos al autobús que estaba afuera, cerca de la entrada al edificio, y nos fuimos. Entonces se pensaba que la evacuación sería temporal, por un par de días. ¿Para qué llevar tantas cosas contigo, si va a ser solo por tres días? Todos se llevaron un mínimo de ropa consigo, documentos, bocadillos y se lo tomaron como unos días de descanso adicionales.
Mi madre tuvo que luchar para recibir una vivienda en Kýiv. Lo consiguió para año nuevo de 1987. Anteriormente nos alojabamos con amigos y conocidos.
Mi madre consiguió un trabajo como editora en el estudio cinematográfico de Dovshenko. Allí trabajó casi hasta que se jubiló. En particular, en 1988 junto con el director Rolan Serhiyenko hicieron el documental “Porih” (“El Umbral”). Probablemente la primera película documental sobre Chornóbyl, que no mostraba el patetismo soviético, pero si los hechos reales. En la comisión de Moscú fueron amenazados de ser fusilados por mostrar la zona militar y los problemas de salud que la gente sufrió después del accidente.
El regreso
Oleksandr regresó a Prýpiat por primera vez en el invierno del 1992:
— Esperé este momento durante muchos años,los menores de edad no pueden entrar en la Zona de Exclusión. Le pedí a mi madre que me ayudara, me dijo que esperara a cumplir 16. Cuando cumplí 16, empecé a insistir otra vez, dije que me lo había prometido. Mi madre llegó a un acuerdo con su ex colega de la casa de cultura “Energetyk”, Sashko Demýdov (director de la televisión de la ciudad Slavútych en aquel momento) para que me llevaran cuando fueran a grabar un reportaje.
En invierno de 1992, fuimos en autobús desde Slavútych a la Zona. Me dejaron en Prýpiat mientras ellos se fueron a grabar un vídeo a la planta. Durante casi 5 horas estuve vagando solo por la ciudad. Por los lugares de mi infancia. Lloré durante gran parte del viaje. Fue muy difícil psicológicamente.
— Fue después de este viaje cuando comprendí que allí no hay adonde volver. Seguramente aquel viaje definió la que es a día de hoy mi ocupación. He encontrado mi manera de volver.
No encontré casi nada en mi habitación. Nuestro barrio está muy cerca de la planta nuclear y lo limpiaron completamente. Tiraron los muebles y electrodomesticos por la ventana, después, lo enterraron todo con arena. Quedaron pocas cosas: unos bloques de construcción de juguete y una lámpara de pie, el resto desapareció.
No teníamos nada valioso, así que no nos robaron nada. Mi madre volvió en mayo de 1986, se pudo llevar algunos álbumes de fotos y un par de gorros, que más tarde le causaron muchos problemas de salud.
Estos álbumes fueron la memoria que no me dejaba olvidar la ciudad y de algún modo contribuyó a mi regreso. Ahora estoy constantemente en Prýpiat. Trabajo con gente de prensa, televisión y cine. Grabamos diferentes proyectos y también trabajamos con diferentes delegaciones interesadas en el área.
Todavía siento que ésta es mi casa, y esto no va a cambiar. Probablemente, esta es una de las razones por la que no puedo centrar mis esfuerzos en otra cosa. Todo lo que hago me acaba llevando aquí.
Prýpiat
Oleksandr cuenta que antes de los años 2000 ya había algunas empresas funcionando en la ciudad de Prýpiat. Entonces era más difícil entrar a la Zona de Exclusión. Definitivamente no había interés en llevar turistas en grandes números. La infraestructura estaba en mejor estado, pero el riesgo por radiación era más alto.
Todavía hay dos empresas que funcionan en Prýpiat, un taller para la descontaminación de los equipos de protección individual de los trabajadores y un garaje para los vehículos que transportan residuos radiactivos.
— De hecho, era interesante, en el año 1994, llegas a la ciudad en invierno, está oscuro y por los megáfonos de la ciudad, una tal Alla Pugachova (cantante rusa) canta “Un millón de rosas rojas” y ves una luz brillante, que era la piscina municipal “Azure”, abierta para el personal.
diapositivas
Oleksandr recuerda que antes de esa primera visita soñaba con Prýpiat como una ciudad viva, habitada. Después, eso cambió.
— Seguí soñando con la ciudad, pero ya no estaba viva. Pasé a soñar con que volvíamos o con que la estaban reconstruyendo.
Video en 360°:
Muchos edificios y barrios de Prýpiat se están derrumbando. Los primeros en verse afectados son los edificios de ladrillo seguidos de los del hormigón armado. Hay que tener esto en cuenta antes de entrar en algún edificio:
— La calle donde viví se llamaba Drushby Narodiv y es una de las más antiguas. Aquí hay un edificio que se puede caer en cualquier momento. Las paredes sin azulejo son el primer signo de colapso. Así pasó en mi escuela: primero cayeron azulejos y yeso, y después de un par de años se derrumbaron las paredes.
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— Este es uno de los edificios que se va a derrumbar pronto. “La salud de la gente es la riqueza del país!” es uno de los eslóganes que quedaron en Prýpiat. Había muchos. La ciudad estaba llena de eslóganes. Un brillante mini Las Vegas soviética de neón. “El partido de Lenin es la fuerza del pueblo que nos guiará al triunfo del comunismo”, “Que el átomo sea un trabajador, y no un soldado!”, “Un átomo pacífico en cada hogar”.
Escuela
— La escuela… Si tuviera una maestra viejecita enfrente, diría que amaba este lugar. En realidad lo odiaba, podría pensar perfectamente: “Ojalá se lo trague la tierra!” Tengan cuidado con lo que desean porque puede hacerse realidad.
Oleksandr muestra el lugar donde pasó sus primeros 3 años de estudios.
— Esta es la parte de la escuela primaria. Debajo de los escombros, en el primer piso esta la entrada a mi clase. Debajo de cada escalera había una puerta trasera. La usábamos para ausentarse de clase, era nuestro secreto. Una vez, junto con un amigo, nos escapamos de clase y encontramos un balón de fútbol de cuero. Es difícil explicar a los jóvenes de ahora porque era tan especial tener un balón de cuero en la Unión Soviética a finales de los 80, era un verdadero tesoro para nosotros. Estábamos jugando y el balón acabó en el tejado de la caldera. Y así fue como nos quedamos sin balón.
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Unos días después, nos pilló el dueño del balón, un abusón unos años mayor que nosotros, con una reputación nefasta. Nos dio una charla y nos dio dos opciones, devolverle el balón o darle 10 rublos cada uno. Aquí hay que señalar que 10 rublos se veían con menos frecuencia que los balones de cuero, inaceptable. ¿Qué podíamos hacer? Lo mejor, por supuesto, era contárselo a mi madre. Pero no lo hicimos, en lugar de eso nos escondimos. Pasaron unos dos o tres días, y la Central Nuclear de Chornóbyl explotó, qué sensación tan agradable cuando nos evacuaron, retrasando unos días el encuentro con el chantajista.
Solíamos organizar reuniones de ex alumnos “no graduados”. Hace unos años éramos muchos los que acudíamos. Era divertido, , recordamos los viejos tiempos. La gente de Prýpiat ahora vive a lo largo y ancho del territorio de la ex Unión Soviética y Europa. De hecho, era más fácil establecerse lejos de Ucrania y de Kýiv, para evitar rumores.
Vida salvaje
Alejada de la mano del hombre durante décadas, la Zona de Exclusión de Chornóbyl se ha visto cubierta en su mayor parte por bosque joven, donde animales salvajes han encontrado su hogar.. Muchos de estos animales están incluidos en el Libro Rojo (registro de plantas y animales en peligro de extinción). Crece el número de alces, ciervos, lobos y linces. A la zona llegan animales que nunca antes habían vivido aquí Aquí podemos encontrar incluso a la cigüeña gris, al oso pardo, el pigargo europeo y otras especies que se consideraban extremadamente raras aquí.
Encontramos también, en la zona de exclusión a una manada de caballos salvajes de Przewalski, que estuvieron cerca de la extinción en estado salvaje en el siglo XX. En Ucrania los caballos de Przewalski son criados en la reserva de Askania-Nova (vean nuestro artículo acerca de Askania-Nova). Desde ahí se introdujo la especie a la Zona de Exclusión de Chornóbyl, donde la población de caballos vive sin intervención humana.
Es difícil saber el número exacto de caballos de Przewalski viviendo en la Zona de Exclusión, para esto, harían falta unos collares o chips especiales. Actualmente no hay organizaciones especializadas en esto en Ucrania.
Oleksandr Syrotá nos cuenta acerca de la primera vez que caballos de Przewalski salieron de la zona de Chornóbyl y llegaron a zonas habitadas:
— En otoño de 2014 dos yeguas salvajes llegaron a la aldea donde yo junto con mi familia vivíamos entonces desde hace un año (en el 2013 Oleksandr se mudó con su familia a la aldea de Dytiatky que está en el borde de la Zona de Exclusión – autor). Se asentaron en el campo enfrente de mi casa, se alimentaban de sobras en los huertos, se hicieron amigos con el caballo de los vecinos. Seguramente, se quedaron por la cantidad de comida disponible.
Esto creó dificultades para los vecinos, ya que los caballos dañaron sus huertas:
— Los caballos no entienden que la gente planta para sobrevivir. “Si no puedo comermelo todo, por lo menos le doy un mordisco” (dicho ucraniano) es cierto en su caso. Intentamos devolverlas a la Zona varias veces. Con el caballo del vecino, al cual seguían, nos internamos 10 km en la Zona, pero siempre volvian a Dytiatky.
Cuando Oleksandr se dio cuenta de que sus esfuerzos fueron en vano, les construyó un recinto de 50 metros de largo y ancho en el lugar donde pastaban. Este recinto se convirtió es su refugio temporal.
Hay diferentes versiones de porque estas yeguas dejaron la Zona y se acercaron a las personas, Oleksandr nos cuenta que amigos suyos biólogos piensan que las yeguas fueron expulsadas de la manada.
— Los caballos de Przhevalsky tienen un particular tipo de relaciones intraespecíficas. Si la hija de un macho llega a la pubertad, este la obliga a abandonar la manada en busca de otra manada diferente. Esto es lo que probablemente sucedió. Las yeguas fueron en busca de un semental y no lo encontraron en la Zona. Debido a esto salieron de sus límites y en el pueblo encontraron al semental domesticado Lord, y decidieron crear su manada con el. A nosotros no nos preguntaron, tampoco a Lord. Simplemente tuvimos que aceptar el hecho de que iban a vivir aquí.
Los caballos vivieron en el recinto hasta el otoño de 2016. La gente alimentaba a las yeguas e intento reubicarlas, lamentablemente, sin éxito.
— Perdí la esperanza de lograr algo, nadie quería ayudar. De hecho, estos animales pertenecen a una especie inscrita en el Libro Rojo, por lo que el estado, y no nosotros, debe preocuparse por ellos.
Durante los últimos dos años, las yeguas han dado a luz a dos potros híbridos, hijos del mismo semental al que se unieron cuando salieron de la Zona. Les pusieron los nombres de Lilo y Stitch, como los personajes de una película animada.
— Los nombres para los potros fueron invento de mi hijo. Nosotros les pusimos el nombre a las yeguas adultas. Se llaman Caballo 1 y Caballo 2, porque no tenemos imaginación.
Más tarde el coordinador del zoológico en Meshygirya, Serhiy Grygoryev se puso en contacto con Oleksandr. Le ofreció intentar llevar a los animales a un corral en Sujoluchia, donde tendrían mejores condiciones:
— Fue una operación muy delicada. Los animales, aunque acostumbrados al hombre, siguen siendo salvajes y no permitían que nadie se acercara. No habían sido nunca transportados. Zoologos y veterinarios se vieron involucrados, los cuales sedaron a los animales. La operación duró todo el dia. Los caballos fueron trasladados con éxito a Sujoluchia donde pasaron el invierno.
El club de caza “Kedr”, o “Sujoluchia”, es el lugar donde cazaba el ex presidente ucraniano Víktor Yanukóvych y su entorno. Actualmente los ambientalistas están creando en este territorio el parque natural nacional “Dniprovsko-Teterivskyi”. Con la esperanza que los eco turistas y no los cazadores vengan aquí.
Oleksandr explica que vivir en Sujoluchia es la mejor opción para los caballos,incluso en la Zona de Exclusión estarían en mayor peligro:
— Bien podrían convertirse en comida para lobos o toparse con alguna persona. Los animales salvajes están constantemente bajo estos riesgos: depredadores, personas, trampas, hoyos, falta de comida. Después de vivir dos años con personas la única opción es un lugar donde los caballos se sientan cómodos y donde no sean cazados por los lobos.
Excursiones
Oleksandr organiza excursiones a la Zona de Exclusión. Este trabajo es el resultado de una decisión consciente, y numerosas coincidencias:
— En 1997 llegué a Prýpiat de forma inesperada. Entonces estaba trabajando en la construcción de piscinas. Mi jefe me mandó a evaluar la posibilidad de reconstruir una piscina. No sabía a dónde iba, me senté en el coche y me quedé dormido. Desperté en Prýpiat, cerca de la piscina “Azure”. En aquel entonces estaba abierta para el personal de la zona. No estoy seguro si eso fue una iniciativa global para reconstruir la piscina. Todo salió de un gerente de servicios que llamó a la primera empresa que encontró para evaluar si era posible o no. Así fue como haciendo una cosa totalmente distinta aparecí aquí de nuevo. Y no fue el único caso en el cual regresé de esta forma.
Hubo un tiempo en el que tuve que elegir qué hacer en la vida. En algún momento, decidí que Chornóbyl era el tema más interesante y próximo para mi. Deje mi negocio, le deje todo a mi socio. Era el año 2004 y ni siquiera podía imaginar que me mudaria. Durante un tiempo trabajé de forma remota, después me cansé y empecé a buscar una casa más cercana al trabajo para no viajar tanto. Esta es probablemente la razón principal, lo demás es historia.
Que sí pensé en volver aquí para siempre? Bueno, solo antes de mi primera visita, cuando aun creia que habia un lugar donde volver.
— Sí, quiero seguir viniendo y lo voy hacer. Pero comprendo que nosotros ya no vivimos aquí. Aquí viven ciervos, el zorro Simón y sus hijos. No puedo cambiar el hecho de que la gente nunca vivirá aquí. Esto es la realidad durante las últimas décadas en la historia de Ucrania.
Oleksandr explica porque es importante ser un guía experto y con experiencia para trabajar en la Zona:
— Decenas de miles de personas pasan por la Zona cada año, y la tendencia va en aumento. Vienen de todo el mundo, con representantes de la mayoría de países y continentes. Visitar la Zona implica un riesgo. Y no estoy hablando solo de la radiación, que obviamente es un factor de riesgo. Ahora estamos en el patio, y puede haber una manada de animales salvajes detrás de un arbusto y que no vemos. Lobos, linces… Hay rastros de oso en la orilla izquierda del río Prýpiat. Hay también riesgos dado el estado de los edificios. Como pueden ver, el primer barrio está en muy mal estado.
Mi percepción del estado de la Zona de Exclusión puede ser diferente de cómo lo ve el Estado. Me gustaría ver este lugar tal y como es de facto, con un estatus legal. Esta es una reserva única al aire libre, donde la naturaleza nos enseña que independientemente o incluso en contra de los esfuerzos humanos, la naturaleza sale adelante, se regenera. Prypiat es donde cualquiera se puede poner en la piel de los supervivientes del lugar. Aquí pueden imaginar y asumir el hecho de que esto puede pasar en cualquier ciudad. Y vivir en el futuro de tal manera, que no se queden ciudades fantasma tras nosotros.
Me indignaba mucho que la Zona de Exclusión se convirtiera en una especie de parque de atracciones, especialmente en los primeros años de la organización de visitas guiadas. Me daba asco. Mi opinión cambió cuando me empecé a fijar en cómo entraba y como salía la gente de Prýpiat, Ahora creo que la motivación que los trajo aquí no tiene ninguna importancia. Lo importante es lo que se llevaran consigo, y no me refiero a bolsillos llenos de recuerdos, hablo de conocimiento y experiencia.
Mucha gente me llama después del viaje y dicen: “Sabe, lo que usted nos mostró puso nuestro mundo del revés”. Esto es muy personal y normalmente tales cosas no se comparten.
Aunque el Prýpiat que Oleksandr muestra a los visitantes es parte de la herencia soviética, él se siente ucraniano:
— Yo era un niño cuando Ucrania se independizó. Recuerdo la felicidad y emociones de aquel momento. Ucrania es y debe seguir siendo un país independiente, sin tener en cuenta los deseos y visión de nuestros vecinos. Tenemos derecho a la autodeterminación. Ucrania es patria perdida y reencontrada. Mi familia por parte de mi madre fue reprimida y deportada a Kirguistán. Volvieron años después y mi madre empezó a sentirse ucraniana de nuevo. Yo mismo lo sentí y todavía estoy pasando por este proceso.
Como grabamos
Vlog sobre nuestro viaje a Prýpiat. Acerca de cómo no nos duchamos en cinco días y de cómo encontramos a un mensajero del UPA (Ejército insurgente ucraniano) de 91 años, uno de los últimos supervivientes. Sobre una palabra nueva para nuestro fotógrafo polaco Mateush, la cual, aprendió en teoría y en práctica durante el viaje.