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Famoso mayormente por su cerámica y mercado tradicional, Kósiv es un pueblo localizado en los Cárpatos al que también se le conoce por su cultura del motor. Un apasionado local del motor es Vasyl Kuryshchuk, quien montó su propio taller hace casi 40 años y un mini-museo de coches y motos antiguas en un viejo hangar.

Vasyl nos espera en su porche, donde se encuentra ultimando los últimos preparativos para que algunas motos y coches pasen a formar parte de su exposición. Las puertas del taller están abiertas para los visitantes que, además, pueden pasar la noche en el mismo. Vasyl no rechaza a ningún turista y les ofrece, además, un aseo a quienes deseen pernoctar en este lugar.

Cómo llegó la cultura de las motocicletas a Ucrania

Aunque en Ucrania ya había motos antes de la Segunda Guerra Mundial, su desarrollo principal comenzó tras la guerra. Las utilizaban como caballos de tiro a las que conectaban el arado y trabajaban la tierra con ellas. Así, cuando los soldados volvieron de la guerra, trajeron consigo su propio «caballo de hierro».

En la actualidad, los modelos considerados clásicos son los alemanes, austriacos y japoneses, dado que la evolución histórica que vivieron esos países fue favorable para su desarrollo. Antes de la Guerra Mundial, para la que fueron preparadas minuciosamente, Hitler eligió entre dos modelos: BMW y Zündapp. Optó por las motocicletas de la última marca para que fueran parte de sus fuerzas armadas. Sin embargo, puesto que BMW era una compañía muy potente y en alza, acabó por provocar la bancarrota de Zündapp. Finalizada la Guerra, la Unión Soviética comenzó a traer motos desde Alemania ya que no existía una fabricación propia. Por ejemplo, la línea ISH (un fabricante de motos soviético) era la fábrica de DKW, y antes de esto, dado que en la URSS no existía una fabricación propia, decidieron comprar cuatro líneas de motos BMW de Suiza justo antes de la guerra. Las desmontaron, copiaron y antes de la guerra comenzaron a fabricar sus propios vehículos, aunque su número era limitado.

Algunas de las réplicas fabricadas durante la época soviética son las siguientes: GAZ-51 como copia de Studebaker americano o la primera generación de coches ZAZ Zaporozhets, que surgieron como alternativa a los autos italianos para «el pueblo» Fiat-500; también se fabricaron las motos Vyatka, que eran una copia exacta del mítico modelo italiano Vespa.

En los tiempos soviéticos, había muchas competiciones diferentes y de varios días de duración que originalmente estaban enfocadas al entrenamiento militar. En los terrenos de Kolomiya y Kósiv, se organizaba el campeonato de Ucrania y de la URSS en la disciplina militar. Estaba diseñado para poner a prueba la resistencia y la técnica individual de los participantes, quienes luchaban por defender a su país. Parte de las competiciones eran lanzamientos de tiro o de granada, en los que se practicaba la puntería. El campeonato de Ucrania duraba tres días, y el de la URSS, cinco. Todo esto tenía lugar en las montañas y se cubrían un total de cerca de 400 km al día.

Sin embargo, estas competiciones de resistencia del deporte de motos han cambiado mucho y ahora se llaman enduro, y tradicionalmente se inauguran con una exhibición de técnica, sin disparos, explosiones ni nada por el estilo.

En Kósiv hoy se practican activamente el motocross, el enduro, el mototurismo y el Cross Country.

40 años de admiración por las motocicletas

Vasyl Kuryshchuk es el promotor local de la cultura motociclista. Lleva enamorado de las motocicletas más de 40 años.

— Se me pegó. Toda la vida con la moto. Mi padre estaba en el frente durante la guerra y mi madre trabajaba en el koljoz (forma de organización de agricultura soviética); no había nadie con motos. Me acuerdo cómo de pequeños veíamos estas competiciones. Escribíamos los números de las matrículas de las motos cada vez que daban una vuelta. Estaban sucios, porque iban por los bosques y para la tercera vuelta ya quedaban muy pocos. El olor a humo de las motos permanecerá conmigo toda la vida.

Esta afición por las motos fue adoptada por sus familiares: los hermanos, el hijo, la hija, el sobrino… y al final todos iban en moto. Vasyl, además del taller, ha abierto un pequeño hostal donde también se puede pasar la noche, un reconfortante lugar para los visitantes, y donde poder enseñar a los más jóvenes cómo montar o perfeccionar la técnica.

Un taller de motocicletas retro

En el local, concedido por el consejo del distrito, Vasyl ha montado algo más que un taller. Aquí se puede contemplar una gran colección de motos, autos y antigüedades únicas: elementos de automóviles y motocicletas o piezas de automóviles antiguos.

— Museo es una palabra que no me convence para este lugar porque me suena a mausoleo. ¡Taller de motocicletas retro! Eso me gusta más.

La colección está funcional, excepto por aquellos automóviles que están en reparación. Cuando se trabaja, es esencial elegir bien los materiales de renovación pues algunos hay que pedirlos, como ocurre para las del modelo ISH:

— No los fabricaban de plástico, como todo ahora; entonces se fabricaban de tejido. Hemos pedido cables por internet para instalar los de tejido y el trabajo está ahora parado.

Vasyl Kuryshchuk inició su colección hace casi 40 años. A día de hoy tiene 15 motocicletas y 13 automóviles. Algunas de sus motos son: Gilera (ya no existe ni la planta de fabricación) de 1984, ISH-49, K-750, MV-750, M-72, Ural, Irbit, también los automóviles renovados, entre los cuales los más interesantes son un ZAZ Zaporozhets del 64 y un GAZ-63 militar, fabricado para las fuerzas armadas. Hay también una mini-moto báltica: el sueño de todos los niños de la URSS, motocicletas y mapas.

Cada cosa aquí tiene su propia historia: algunas fueron producto de un intercambio, otras compradas, pero este jinete lo conoce todo sobre cada «caballo de hierro». También conoce las réplicas de BMW fabricadas en la URSS tras la guerra. En las plantas llevadas desde Alemania se fabricaban motos y autos. En su colección, Vasyl tiene copias idénticas del año 51, donde todos los detalles fueron fabricados bajo sello alemán; los modelos K750, M, M72 y Ural tenían sellos diferentes, pero son de fabricación posterior, porque justo tras la guerra, todo era alemán. La planta BMW traída desde Alemania fue puesta en funcionamiento parcialmente en Kýiv, donde fabricaban Dnipró y K750. En la línea de otra planta DKW fabricaban conocidas marcas soviéticas, como ISH, Minsk M, Irbit y Ural.

La URSS tenía diferentes enfoques cuando se trataba de fabricar vehículos para «el pueblo». Hoy se puede ver en el taller retro:

— Nosotros teníamos Moskvich, y ellos Opel. La diferencia es que Moskvich tenía cuatro puertas, y Opel tan solo dos. Pero todo el resto era idéntico.

Hay un ZAZ Zaporozhets renovado, para el cual hay que buscar los recambios por internet, porque ninguna empresa los fabrica ya, ni siquiera los silentblock (bloques para absorber golpes y choques). Pero el modelo también es copiado.

El ZAZ, también llamado «el jorobado» era un coche todoterreno con el que se podía circular incluso en invierno; no había otro mejor para ir a pescar o hacer turismo en la época. Hoy el ZAZ descapotable renovado es la perla del taller y es utilizado para ir a exhibiciones y desfiles. En Navidad, fue prestado a la aldea vecina para participar en una obra, basada en la película «Una presa en el Cáucaso» (una comedia soviética).

Para Vasyl Kuryshchuk cada motocicleta es importante y tiene su propia historia. Considera de mayor valor aquellas que mantienen las piezas auténticas, especialmente si conservan la pintura original con la que fueron fabricadas. La preservación total de la moto, sin pintar y tal y como fue fabricada en el pasado siglo, es uno de los objetivos que persigue el coleccionista. Pero la colección es muy variada:

— La más antigua es la motocicleta Moskvá de 1949, llamada así por los rusos pero que era en realidad una copia de la DKW alemana; nunca teníamos como objetivo coleccionar algo viejo, porque es caro. Aunque nuestras mayores preocupaciones son el fomento del deporte y del turismo, no por eso dejamos de lado al taller.

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La renovación de antiguos automóviles y motocicletas tiene sus curiosidades:

— Tenía en el taller una moto para renovar que un hombre se trajo de la guerra. A su vuelta, la desmontó y la dejó en el desván. Tras su muerte, sus nietos vendieron la casa sin saber que lo que había en el desván era una motocicleta alemana DKW auténtica de 1932. Ahora hemos renovado la moto, que ahora decora el café que los nietos de este hombre abrieron con el dinero de la venta.

Las motos, el ambiente de trabajo, las piezas y en general el taller desprenden una energía que hace que muchos se sienten atraídos a pasar la noche aquí. También llegan extranjeros, sobre todo participantes de los campeonatos mundiales de Alemania y Países Bajos.

— Han venido aquí, a Kósiv, simplemente para dormir ente las máquinas retro, porque son gente como nosotros, ¿comprendéis? ¡Tienen este espíritu!

Hay planes para abrir un hostal, donde recibirán con amabilidad a aprendices, deportistas en entrenamiento o a participantes de competiciones que ya son una tradición en Kósiv.

El club de motos «Highlanders»

En realidad, la colección es un complemento a la actividad principal. En primer lugar, Vasyl Kuryshchuk es el presidente del club de motos «Highlanders», lo que exige tener mapas y motos japonesas y austriacas para los miembros más jóvenes, pero también todo lo necesario para entrenar.

Aunque en un principio la intención era la de crear un taller de renovación y colección enfocado al desarrollo de este deporte, lo fundamental aquí y ahora son los niños, para los que hay una escuela de motos, donde el aprendizaje se ha convertido en una de las actividades principales del club, en la que los jóvenes ocupan gran parte de su tiempo. Los miembros más jóvenes llegaron al club antes de ir al colegio, y los niños de primer curso ya participan en competiciones. Aquí los niños desarrollan sus habilidades de conducción, aprenden a pensar como ingenieros, perfeccionan la técnica y luchan para vencer los miedos; es una alternativa a la «vida virtual». El club también es famoso por sus victorias en categorías superiores.

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Desde hace unos años el club está entre los tres mejores en competiciones por equipos y no se tienen en cuenta las victorias personales porque son muchísimas. Los deportistas ganan experiencia y representan a Kósiv en muchas competiciones y encuentros de moteros en Ucrania y Europa:

— Vitáliy Kuryshchuk fue el primer deportista en Kósiv en completar los requisitos para ser profesor de este deporte; Vasyl Andrytsuliak también lo consiguió. Además, hay éxitos juveniles. Es difícil, porque requieren un año de preparación y competiciones; se ganan puntos de carrera en carrera cada vez que compites, los sumas y al final del año obtienes el resultado. Pero estar entre los tres primeros de Ucrania es ahora incluso más difícil de lo que era antes.

El club lo componen aproximadamente unas 20 personas, quienes no imaginan sus vidas sin este deporte. Si alguien de la zona se compra una moto, se une al club:

— Ahora todo cuesta mucho. Kósiv es un pequeño pueblo provincial. Es difícil.

Sin embargo, siempre quedan los incondicionales. Cuando el club participa en alguna competición, siempre hay colegas de otras ciudades que quedan asombrados ante la heterogeneidad de los miembros del club y de las disciplinas en las que compite. En el apartado individual todo suma y al final hay un apartado por equipos. Al mismo tiempo se unieron los moteros, que ahora revitalizan el moto turismo.

Para sus necesidades han adecuado el terreno para una pista de motos y cerca del taller crearon obstáculos de madera para entrenamientos enduro. Cada año se organizan desfiles en días señalados en los que se pone a prueba la técnica retro. Además, han creado una ruta de competición «Ruba Grúnem», que pasa por bosques y pueblos y cuya longitud supera los 100 km.

— Hemos llamado la carrera Ruba Grúnem. «Grunt», lo sabéis, significa tierra. Y entre la gente «grun» es «mi tierra en las montañas». Y «ruba» es lucha, carrera. Esto da una idea del por qué de este nombre que utilizamos para referirnos a ella.

En 2017 había tres rutas completas en esta competición para deportistas de varios niveles: los profesionales, los aficionados y para los que lo tienen como hobby. Una vuelta normal tenía cerca de 30 km, los deportistas debían completar 4 vueltas diarias. Todo fue posible gracias a los patrocinadores y al gobierno local. Vasyl espera, que con el tiempo pueda invitar a más deportistas de toda Europa a venir a Kósiv.

Cómo lo filmamos

Cómo hemos participado en TEDx en Ivano-Frankivsk, cómo llegamos a una familia maravillosa, que fabrica cerámica, en Kósiv, y luego venimos al taller de motos – en nuestro video-blog.

El material ha sido preparado por

Fundador de Ukraїner:

Bogdán Logvynenko

Autor:

Sofía Anzheliuk

Editorial:

Tania Rodionova

Fotos:

Mykyta Zavilinskyi

Productora:

Olga Shor

Cámara:

Oleg Sologub

Cámara,

Ingeniero de sonido:

Pavló Pashkó

Director de montaje:

María Terebus

Dirección,

Director de montaje:

Mykola Nosok

Guionista:

Karina Piliúgina

Editor de fotos:

Oleksandr Jomenko

Transcripción:

Sergiy Guzenkov

Edición de la traducción:

Svitlana Borsch

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