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En el pasado, Derevliánshchyna, una zona de la región de Polissia, era el lugar favorito de boyardos y de los príncipes de Kýiv ya que tenía amplios terrenos donde recolectar miel. Por esta razón, los nobles frecuentaban a menudo este lugar para así recaudar impuestos como el «podymne».

Podymne
Impuesto en el Rus de Kýiv y Ucrania feudal que se calculaba dependiendo del número de chimeneas y tuberías en el hogar.

El bórtnytstvo (producción de miel en la naturaleza) se desarrollaba especialmente entre los ríos Irpín, Sluch y Prípiat. Los bosques de estas zonas son ricos en pinos y es en estos árboles donde las abejas hacen sus colmenas. Los bórtnyk (personas que se ocupaban de cuidar a las abejas y de recolectar la miel) recogían la miel con la llegada de la primavera y con ella comerciaban con los extranjeros que llegaban allí a través de la ruta comercial.

La mayoría de las fuentes nos informan de que los bórtnyk terminaron de trabajar en territorio ucraniano con la llegada de la servidumbre. Por ello, este quehacer estuvo a punto de extinguirse a comienzos del siglo XVIII. Sin embargo, este texto trata de aquellos que aun a día de hoy continúan con este oficio.

El significado histórico de este oficio

La miel fue una divisa propia de la zona hasta finales de la Edad Media. Por esta razón, la gente guardaba la cera fundida y otros productos que se obtenían de las abejas (los almacenaban en sótanos y cobertizos y después los intercambiaban). Una coloda de miel era una importante unidad de medida que pasó de ser una divisa meramente local a nacional que estuvo en circulación durante más de un siglo.

Coloda
Unidad de medida de cereales y miel que se usaba en tierras ucranianas durante los siglos XIV y XVIII.

En el pasado, la gente acudía a las colmenas cuando se acababa el néctar y sacaban de ellas el dulce fluido, a menudo infligiendo daño a los insectos y destruyendo a la propia oquedad en la que se encontraba la colmena. Este modo de recolectar la miel afectó significativamente al número de abejas salvajes. Por ello, los recolectores se vieron obligados a adentrarse hacia el interior del bosque, transformando así nuevos terrenos.

 

Néctar
Sustancia líquida dulce que las abejas recogen de algunas flores.

Los insectos mayormente se instalaban en las oquedades de pinos, a veces podridos por dentro o agrietados por los rayos. Estos árboles suponían un lugar perfecto donde construir su colmena. Por su parte, las abejas taponaban los agujeros y grietas con propóleo para protegerse así de posibles enemigos. Además, el olor de la resina del árbol, al tiempo que les atraía (favoreciendo así la construcción de una colmena en el pino), servía de protección adicional ante el frío en invierno. Para el árbol, estos «huéspedes» también tenía ventajas: el propóleo producido por las abejas le protegía frente a virus y bacterias.

Más adelante, se comenzó a «fumigar» a las abejas (se les calmaba con el uso de humo). No obstante, la práctica resultaba caótica y finalmente, se desarrollaron otros métodos más prácticos para obtener la miel. Al principio, se regían por la ley de «yo primero». De esta manera, quien primero encontrara el bort u oquedad, marcaba el árbol con una seña distintiva de modo que nadie más lo usara.

Bort
Oquedad o hueco en un árbol donde viven las abejas.

Cabe destacar que la amplia demanda de productos como las velas (que se usaban en ceremonias y que se fabricaban con la cera de estos insectos) propició la necesidad de incrementar el número de colmenas. Así, surgieron los primeros bort artificiales: se creaba un hueco en un árbol viejo y lo llenaban de insectos. Casi en el siglo XVII, apareció otra forma de crear estos borts: los troncos. Tras hallar una colmena caída de un árbol en el que había impactado un rayo, los bórtnyk decidieron trasladarla a uno nuevo. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que podían hacer troncos por cuenta propia para colocar allí las colmenas. Los troncos pasaron a considerarse como el mejor y más conveniente método para la obtención de la miel incluso después de la invención de la colmena artificial de marcos móviles.

La recolección de la miel en estado natural requería valentía, pues no todos los hombres estaban dispuestos a trabajar con unos insectos tan impredecibles ni a tener que trepar hábilmente por los árboles. Estos factores hicieron que el precio de la miel se encareciera, por lo que no es de sorprender que a los bórtnyk siempre se les tuviera en alta consideración.

Oficio tradicional, pero moderno

Aunque según diversas fuentes el bórtnytstvo había desaparecido, en Polissia hoy en día se puede encontrar gente que ha retomado este quehacer sin perder el método tradicional de sus ancestros. Ejemplo de ello es Sergiy Shyla, un bórtnyk moderno de Selezivka. A pesar del esfuerzo que supone, talla con un hacha los bort, una tradición que heredó de sus antepasados.

— Un bort se asemeja en su apariencia a un hongo: tiene una base, un pie y un sombrero. La «vida» de un bort es en principio muy larga. El requisito fundamental es protegerlo de las precipitaciones para evitar que se moje.

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Para construir un bort, Sergiy considera que una de las mejores opciones es la madera de pino a la que se le añade un tejadillo que recuerda al sombrero de un hongo.

— En aquellos bort que presentan cortes, la humedad puede salir más fácilmente al exterior, lo que facilita que la cera solidifique.

Los bort: rectos e inclinados

Hoy en día, los bort con forma de tronco son los que más se usan. Están cubiertos por un pequeño tejado que protege al enjambre de la humedad y la lluvia. Es frecuente ver estos troncos colgados en árboles en los bosques de Polissia. Para eso, los «bórtnyk modernos» eligen un árbol con un gran número de ramas y que esté en un claro para atar allí el bort con la colmena. En el pasado, solían utilizar un cordón recio de alce para fijarlo al tronco del árbol. Para llegar hasta el bort colgado, usan un óstriv (una suerte de palo o poste con clavos en ambos lados que hace las veces de escalera). Apoyándose en ellos, el bórtnyk trepa hasta alcanzar la colmena.

Existen dos tipos principales de bort: los stoyak (cuando se coloca perpendicular o «de pie») y leshak (cuando está inclinado). El bórtnyk Pavló Zinkévych sostiene que el mejor modo es el primero de ellos porque las abejas divisan el agujero con mayor facilidad. Para el bórtnyk resulta importante que las abejas puedan vivir por mucho tiempo en un stoyak y que almacenen la miel en el «tronco». Las abejas almacenan la miel en la parte superior, de donde es recogida en otoño. En la leshak, también almacenan la miel en la parte más elevada y gracias al grado de inclinación de estos bort, se pueden recoger de dos a cinco kilogramos de miel, dependiendo de la familia de abejas en cuestión.

Sergiy Shyla explica que uno de los lados del bort ha de estar siempre más alto que otro para que el calor del enjambre se acumule y las abejas puedan pasar el invierno de una manera más cálida.

En muchas ocasiones se pueden encontrar pozos en los alrededores de los antiguos bort. Estos los cavaban los propios bórtnyk para poder así quitarse el pegadizo dulce de su cuerpo una vez finalizada su labor.

Entre las labores del bórtnyk encontramos las siguientes: la limpieza de las colmenas muertas en primavera, taponar agujeros hechos por animales (como un pájaro carpintero), atrapar los enjambres en verano o recoger la miel en otoño. Pero las tareas de los bórtnyk no acaban ahí. Los propios apicultores recalcan que su trabajo comienza temprano en primavera, cuando todavía «es necesaria la chaqueta».

— Tan pronto como comienza a fundirse la nieve en marzo, comienza la limpieza de los bort. Resulta necesario empezar con antelación para no perjudicar a las larvas. Además, la reina sale de la colmena con la llegada de los primeros rayos de sol por esta época por lo que no es aconsejable molestarla después. Antes de la llegada del invierno, también es necesario ayudar a las abejas a proteger su hogar del frío.

Como podemos ver y a diferencia de un apicultor tradicional, los bórtnyk están siempre haciendo algo.

— Extraes todo de la colmena en otoño, la limpias y ya está. Pero con hacer eso no basta aquí.

La aldea de los bórtnyk – Selezivka

En la actualidad, puede parecer que la apicultura es cosa de gente mayor, pero los jóvenes también se unen a esta labor. Un ejemplo es Volodýmyr Androshchóvych, originario de Selezivka, quien aún no tiene ni 30 años. Sin embargo, trabaja en la naturaleza con las abejas y viaja de colmena en colmena con la ayuda de su moto.

En Selezivka, enseñan las colmenas con algo de recelo. Dicen que, si se enseña a cámara un bort habitado, las abejas que lo pueblan morirán. En una ocasión, Pavló Zinkévych mostró cómo recogía miel y aprendió que la exposición de las abejas a la cámara y vídeo les afecta negativamente. Por esta razón, tan solo nos mostró aquellos que estaban vacíos en el bosque.

Pavló nos cuenta que, el tamaño de las abejas está influenciado en primer lugar, por el entorno natural en el que se encuentran. Dado que los bort presentan pequeños agujeros por los que las abejas entran y salen, estos insectos se han adaptado al tamaño de dichos agujeros ya que de otra manera no podrían salir de su colmena.

Aunque las abejas tienen fama de ser agresivas, Pavló Zinkévych nos dice que, si bien es cierto en época de apareamiento, eso depende de la familia. Por sí mismas, las abejas no reconocen a ningún dueño por lo que pueden poblar o abandonar las colmenas libremente.

Las «abejas topo»

En Selezivka, el director de la Reserva Natural de Polissia, Sergiy Shyla nos cuenta que existe dos tipos principales de abejas salvajes: las «peludas grises», o como les llaman los habitantes de Polissia «abejas topo», las cuales encuentran lejos de los ríos y tienen una trompa menuda, lo que tan solo les permite coger polen de las flores pequeñas. Entorno al cauce de los ríos, donde las flores son de mayor tamaño, podemos encontrar el segundo tipo: las abejas amarillas grandes de trompa larga.

Estos insectos altamente organizados se concentran en los bort, los cuales cubren de cera. Podemos encontrar a la reina, los zánganos y las obreras. Además, los productos de estas abejas en estado salvaje son de mayor calidad que los que encontramos a la venta normalmente: son natural al 100 %, no hay productos químicos; tan solo propóleo, cera, miel y similares.

En cuanto a esta última, se recolecta en otoño, uno de los pocos momentos en los que se puede probar y en los que tiene una mezcla de sabores fabulosa. Dicha mezcla se debe a que las abejas recogen el polen cuando tiene lugar el florecimiento de plantas tales como el trigo, arándano y arándano rojo e incluso flores tardías del otoño. Recogen todo lo que florece en el bosque. De alguna manera, el esfuerzo que supone para los bórtnyk adquirir esta miel, hace que sepa más sabrosa y natural y que se considere más beneficiosa.

Claro está, el ser humano no es el único que se siente atraído por este dulce manjar. Los bórtnyk invierten gran parte del tiempo en evitar que depredadores de diferentes tamaños (desde garrapatas o pájaros carpintero, hasta osos, pasando por garduñas) se hagan con la miel. La demanda de este producto, hace aumentar la demanda de otros como la cera. En Polissia, la miel se sirve cortada en láminas y a menudo se acompaña con cera.

La última dinastía de los bórtnyk de Kniazivka

A parte de Selezivka, donde viven Sergiy Shyla, Volodýmyr Andronóvych y Pavló Zinkévych, en Polissia hay familias enteras que continúan con este peculiar trabajo. Yúriy Starýnskiy de Kniazivka, en la región de Rivne, heredó el arte de bórtnytstvo de su suegro. Como todos los bórtnyk, supo encontrar el lado positivo a este trabajo:

— Calma muy bien los nervios. En la vida pasa de todo, hay presión. Simplemente vengo a las abejas, me pongo al lado de la colmena, las contemplo y me olvido de todo.

Yúriy nos cuenta con ilusión algunos detalles sobre su oficio, donde recibe una inestimable ayuda de su mujer:

— Para comienzos de mayo habrá un nuevo y joven enjambre y será entonces cuando las nuevas abejas elegirán a su reina. Dado que el enjambre no tiene un bort asignado, se agrupan todas en una caja que se tapa con una tela y se separa a la reina junto con su celda en otra caja. Esta se coloca después en un bort para que el resto de abejas la sigan.

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Tetiana suele ayudar a Yúriy con los bort en el bosque, cuando él trabaja arriba en el árbol.

— En casa me puedo apañar solo, pero aquí se necesita a alguien para que lo ate todo.

Ellos dos están a cargo de cerca de 40 colmenas-bort, pero dicen que, dado el cambio de clima, los insectos salen a volar demasiado temprano y mueren con la llegada del primer frío.

La familia lamente que ahora no haya ya abejas salvajes como tal. Tan solo quedan domésticas, porque ya no hay árboles. Los han modificado para que ahora las abejas vivan en los bort.

Cómo se rodó

El material ha sido preparado por

Fundador de Ukraїner:

Bogdán Logvynenko

Autora:

Sofía Anzheliuk

Editorial:

Tania Rodionova

Productora:

Olga Shor

Fotos:

Sergiy Korováinyi

Cámara:

Oleg Sologub

Cámara,

Ingeniero de sonido:

Pavló Pashkó

Guionista:

Karina Piliúgina

Director de montaje:

Oleksiy Sobchuk

Dirección,

Director de montaje:

Mykola Nosok

Editor de fotos:

Oleksandr Jomenko

Transcripción:

Iryna Volóshyna

Svitlana Borsch

Traducción:

Sergiy Gorbatiuk

Edición de la traducción:

Óscar Recacha

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