El mes de febrero se ha convertido en un fatídico momento de cambios en la historia moderna de Ucrania. Este mismo mes en 2014, las protestas pacíficas de la Revolución de la Dignidad, que comenzaron en noviembre de 2013 cómo el Euromaidán, se convirtieron en masivos enfrentamientos entre los activistas y las fuerzas de seguridad debido a los intentos de dispersarlos por la fuerza. Oficialmente, por parte de los manifestantes se identificaron 107 víctimas de la Revolución de la Dignidad, a quienes llaman la Centena Celestial. En memoria de los caídos, el 20 de febrero es el Día de los Héroes de la Centena Celestial, para honrar la memoria de quienes se rebelaron contra la política del gobierno de entonces y lucharon por la libertad y el futuro democrático de Ucrania.
Los ucranianos han salido en repetidas ocasiones a la Plaza de la Independencia (Maidan Nezalezhnosti) de Kyiv para defender la democracia. En 1990 (el último otoño de la URSS), tuvo lugar allí la Revolución en granito, durante la cual la juventud ucraniana protestó a favor de los procesos democráticos y en contra del gobierno comunista de Ucrania. Esta revolución cambió el vector de desarrollo de la entonces Ucrania y se convirtió en el catalizador del colapso de la URSS. El 21 de noviembre de 2004 comenzó en el mismo lugar la Revolución Naranja contra el fraude electoral, y nueve años más tarde la Revolución de la Dignidad. Cada una de ellas fue un paso adelante para que los ucranianos se dieran cuenta de su poder de unión en la lucha por un futuro mejor para el país.
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El 21 de noviembre de 2013, 1500 personas se movilizaron a través de las redes sociales y salieron a la plaza para expresar su protesta contra el rechazo del presidente prorruso Víktor Yanukóvich a firmar el Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea. Al mismo tiempo, la gente en diferentes ciudades de Ucrania se reunía a diario y organizaba acciones en apoyo de la integración europea. En la noche del 29 al 30 de noviembre, unos 400 activistas, en su mayoría universitarios, permanecían en la calle en Kyiv. Miembros armados de la antigua unidad policial del Ministerio del Interior de Ucrania, conocida como Berkut, obligaron a la gente a abandonar la plaza, utilizando paquetes explosivos, golpeando a la gente con porras y dándoles patadas. Las fuerzas de seguridad expulsaban a los manifestantes del Euromaidán supuestamente para instalar el árbol de Navidad.
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Debido a que la protesta pacífica fue dispersada violentamente, cientos de miles de personas se reunieron en el centro de Kyiv el 1 de diciembre. La brutalidad policial congregó a los ciudadanos indignados por la corrupción, la usurpación del poder, las violaciones de los derechos humanos y la política de acercamiento a Rusia. Debido a los lemas de integración europea, las protestas se denominaron el Euromaidán. Más tarde, al convertirse en una lucha por la renovación del sistema estatal, la defensa de las ideas democráticas y la negación a someterse al régimen prorruso de entonces, se denominó Revolución de la Dignidad. En concreto, los manifestantes exigían el rumbo de Ucrania hacia la integración europea, un cambio de gobierno, elecciones presidenciales anticipadas y castigo para los responsables de apalizar a los universitarios.
Foto: Slava Ratynski
Al día siguiente de la paliza a los estudiantes, cuando el Maidán fue prácticamente despejado, la gente se reunió en Kyiv para exigir que se castigara a los responsables. Después de eso, se formó el escenario del Maidán para que los músicos y artistas pudieran dirigirse a la gente y apoyarla con su música y canciones. Los manifestantes del Euromaidán ocuparon la Administración Estatal de la Ciudad de Kyiv y el Edificio de los Sindicatos, donde se encontraba el Cuartel General de la Resistencia Nacional. Para garantizar la seguridad de los manifestantes, se formaron 15 unidades civiles de autodefensa, que recibieron el nombre de “centenares”.
La Plaza de la Independencia y las calles circundantes se llenaron de manifestantes. Los activistas del Euromaidán empezaron a levantar ciudades de tiendas de campaña, rodeadas de barricadas y varios puestos de control. En estos lugares preparaban comida, proporcionaban atención médica, velaban por la seguridad y calentaban a los que tenían frío si era necesario. Las autoridades consiguieron colocar la estructura del árbol de Navidad en la Plaza de la Independencia, supuestamente por el cual apalizar a los universitarios; los manifestantes lo decoraron con banderas y carteles.
Foto: Slava Ratynski
Desde el comienzo del enfrentamiento, la gente organizaba protestas pacíficas para llamar la atención de las autoridades y expresar su desacuerdo con el rumbo de la política exterior del país. El 8 de diciembre en Kyiv tuvo lugar la “Marcha de los Millones”, una congregación popular con más de un millón de participantes. Los activistas decidieron bloquear la Administración Presidencial y los edificios gubernamentales. En la noche del 10 al 11 de diciembre, Berkut y unidades de las fuerzas internas lanzaron un asalto para dispersar a los manifestantes pacíficos, pero el Maidán se mantuvo firme.
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El ímpetu para la escalada del enfrentamiento fue la aprobación de las “leyes dictatoriales” por la Rada Suprema de Ucrania el 16 de enero de 2014. Restringían los derechos de los ciudadanos y ampliaban los poderes de las fuerzas especiales para castigar a los participantes de las acciones de protesta. Las leyes se aprobaron infringiendo la normativa y el procedimiento legislativo, a pesar de ello, el entonces presidente de Ucrania, Viktor Yanukovych, las firmó.
El 19 de enero, los manifestantes del Euromaidán iniciaron una marcha para preparar un piquete indefinido ante la Rada Suprema de Ucrania. La marcha se encontró tropas internas y unidades especiales Berkut en la calle de Hrushevsky: estallaron enfrentamientos que duraron toda la noche. Las fuerzas de seguridad armadas utilizaron granadas de aturdimiento y balas de goma contra los manifestantes, así como un cañón de agua. Los activistas del Euromaidán, en cambio, llevaban cascos de construcción y lanzaban adoquines y cócteles molotov contra la policía.
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El 22 de enero se aprobó otra decisión ilegal que ampliaba los poderes de las fuerzas de seguridad que actuaban contra los participantes del Euromaidán. Se les permitió utilizar granadas aturdidoras y de humo procedentes de la Federación Rusa. Ese día, por primera vez durante la Revolución de la Dignidad, dos activistas, el armenio Serhiy Nigoyan y el bielorruso Mykhailo Zhiznevsky, murieron por heridas de bala en la calle de Hrushevsky Kyiv. Cientos de activistas del Euromaidán recibieron heridas de balas de goma, metralla y quemaduras químicas. Las fuerzas de seguridad trataron con brutalidad a los manifestantes, deteniéndolos y torturándolos ilegalmente.
A finales de enero, el levantamiento se extendió a otras regiones de Ucrania. Los manifestantes ocupaban edificios administrativos y destituían a los dirigentes prorrusos de las administraciones estatales. Estas protestas fueron la reacción de la población a la escalada de la confrontación del Euromaidán tras la aprobación de las “leyes dictatoriales” y los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes en la calle de Hrushevsky en Kyiv.
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Las negociaciones a finales de enero entre el gobierno y la oposición terminaron cuando los líderes de la oposición evaluaron las acciones del gobierno como un intento de retrasarlos y decidieron poner fin al proceso de negociación con el gobierno actual y continuar con las protestas pacíficas en el Maidán.
Foto: Maxim Dondyuk
El 18 de febrero, se realizó una marcha de los activistas hacia la Rada Suprema de Ucrania, donde los diputados iban a considerar enmiendas a la Constitución de Ucrania. Los activistas solicitaron al parlamento que devolviera la Constitución de 2004, según la cual el sistema político de Ucrania tenía que volver a ser parlamentario-presidencialista, lo que reducía las posibilidades de usurpación del poder. Esta Constitución fue abolida tras la victoria de Víktor Yanukóvich en las elecciones de 2010. La ofensiva pacífica se convirtió en enfrentamientos masivos entre los manifestantes del Euromaidán y las fuerzas de seguridad. La unidad especial de policía Berkut dispersó a los manifestantes en los alrededores del parlamento y comenzó a asaltar el Maidán. Del lado de la policía, operaban activamente los “titushky”, mercenarios que utilizaron la fuerza física y participaron en los enfrentamientos masivos contra los activistas. Ese día, más de 20 activistas del Euromaidán fueron asesinados con armas de fuego.
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Los acontecimientos del 20 de febrero en la calle Instytutska de Kyiv pasaron a la historia moderna de Ucrania como el “Jueves Sangriento”. Ese día, los francotiradores mataron a más de 48 manifestantes del Euromaidán. El mismo día en 2014, Rusia comenzó la ocupación de Crimea e invadió el este de Ucrania en primavera. Ocho años después, en 2022, Rusia lanzó la invasión a gran escala.
Foto: Wladyslaw Musiienko
Viktor Yanukóvich intentó concluir un “acuerdo de paz” con los manifestantes, en el que prometía, entre otras cosas, investigar los crímenes cometidos. El 21 de febrero, el parlamento aprobó por mayoría absoluta de votos la Ley según la cual se restablecía una república parlamentaria-presidencialista en Ucrania. Sin embargo, los activistas consideraron que el acuerdo con el gobierno actual era una “farsa”, pues, como organizadora de violentas represiones y fusilamientos, demostró su carácter delictivo.
En la noche del 21 al 22 de febrero, Víktor Yanukóvich y su círculo íntimo huyeron de Kyiv. Primero se dirigió a Járkiv, donde intentó organizar un congreso para separar las regiones del este de Ucrania con el apoyo de Rusia. Sin embargo, el plan fracasó, ya que Yanukóvich y la mayor parte de su gobierno huyeron a Rusia.
Durante este periodo de transición, la Rada Suprema, la Administración Presidencial, el Gabinete de Ministros y el Ministerio del Interior fueron controlados y vigilados por los participantes del Maidán. Los diputados aprobaron una resolución para impedir que el presidente de Ucrania ejerciera sus poderes constitucionales y convocaron unas elecciones anticipadas para el 25 de mayo de 2014. Hasta entonces, las funciones del presidente fueron ejercidas por el presidente del parlamento, Oleksandr Turchynov.
Las investigaciones sobre los responsables de los crímenes del Maidán aún no han concluido, ya que a veces los juicios duran años. Los primeros asesinatos en el Maidán, incluidos los de los activistas Serhiy Nigoyan, Mykhailo Zhyznevskiy y Roman Senyk en enero de 2014, siguen sin resolverse.
“Esta historia (de la gran guerra ruso-ucraniana. — Ed.) no es de hace unos meses. Tiene más de 8 años. Entonces, la población acababa de pasar por la Revolución de la Dignidad. Y fue a partir de 2014 cuando el espíritu de la resistencia y la resiliencia revivió en Ucrania. La guerra no empezó el 24 de febrero de 2022. Empezó en febrero de 2014, después del Maidán”, afirma Nolan Peterson, periodista estadounidense y veterano militar que vive en Ucrania desde el verano de 2014.
La principal consecuencia geopolítica de la Revolución de la Dignidad fue el inicio de la salida de Ucrania de la zona de influencia de Rusia en los ámbitos económico y político, y la reducción de la dependencia cultural. Se canceló el estatus de no alineado de Ucrania, lo que significaba que no era miembro de las estructuras internacionales de seguridad y defensa colectivas.
Durante tres meses, miles de ucranianos vivieron en la Plaza de la Independencia en Kyiv. Los participantes en la Revolución de la Dignidad crearon organizaciones de voluntarios y fundaciones benéficas. Por ejemplo, los voluntarios de la iniciativa civil Euromaidan SOS prestaron asistencia jurídica y de otro tipo las 24 horas del día. A ellos recurrieron los manifestantes que habían sido golpeados, detenidos ilegalmente, torturados, acusados de casos penales y administrativos fabricados, y aquellos cuyos familiares habían desaparecido o muerto. Durante la Revolución de la Dignidad también se creó el grupo de voluntarios Zgraya, que luego trabajó con los militares en el este de Ucrania en 2014–2015 y, después de la invasión a gran escala, ayuda no solo a los militares, sino también a la población civil.
Foto: Serhii Korovaynyi
Para preservar la memoria de estos hechos y de sus héroes, se creó el Museo Nacional de la Revolución de la Dignidad. El diseño de su edificio, realizado por arquitectos alemanes que ganó el concurso, se entregó a Ucrania de forma gratuita. La construcción del edificio del museo estaba prevista para otoño de 2022, pero debido a la invasión a gran escala de la Federación Rusa, nunca llegó a iniciarse. Por ahora, el museo tiene exposiciones permanentes en otros espacios, realiza exhibiciones y actividades culturales y educativas en Ucrania y en el extranjero.
Durante la Revolución de la Dignidad, había muchos artistas en el Maidán: músicos, artistas y pintores se unieron en la Centena Artística. Los miembros de la Unión de Artistas Libres instalaron una zona de exposiciones en medio del Jreshchátyk, a la que llamaron “Barbacana Artística”. Los artistas pintaron sobre los cascos de los protestantes y los escudos de las unidades de defensa civil. Uno de los símbolos musicales de la Revolución de la Dignidad fue el Piano Extremist. Vestido con pasamontañas y chaleco antibalas, tocó por primera vez en 2014 una pieza instrumental de Ludovico Einaudi en Jreshchatyk. En la primavera de ese mismo año, Piano Extremist compuso su primera pieza Para la Centena Celestial.
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La Revolución de la Dignidad se convirtió en un fenómeno transformador para Ucrania, que ayudó a preservar su independencia de la Rusia imperial, deshaciéndose de Víktor Yanukóvich y su entorno, y devolvió el país al vector europeo de desarrollo. La lucha de los ucranianos contribuyó al proceso de descomunización, al desarrollo de la sociedad civil, que se manifestó con fuerza durante el Euromaidán y más tarde se transformó en numerosas iniciativas cívicas, en movimientos de voluntarios y en la posterior transformación de una sociedad postotalitaria en una sociedad democrática.
Los acontecimientos de 2013–2014 en Ucrania no solo se volvieron históricos, sino que explican mucho sobre la actual guerra ruso-ucraniana y sus condiciones previas. El gobierno ruso, que considera el colapso de la URSS una catástrofe geopolítica, no podía tolerar la existencia de una Ucrania verdaderamente independiente y fuerte. Por lo tanto, cuando quedó claro que la Revolución de la Dignidad estaba ganando, Rusia lanzó una guerra híbrida contra Ucrania, y la propaganda rusa ha estado intentando denigrar los acontecimientos del Euromaidán y a sus participantes durante todos estos años. Al mismo tiempo, a menudo han sido los participantes de la Revolución de la Dignidad quienes han formado la columna vertebral que defiende a Ucrania en el frente y desarrolla la sociedad civil.
La Revolución de la Dignidad se ha convertido en tema para las películas:
– «Todo en llamas» (All Things Ablaze) de Oleksandr Techynskyi, Oleksiy Solodunov y Dmitro Stoykov;
– «Invierno en llamas: La lucha de Ucrania por la libertad» (Winter on Fire: Ukraine’s Fight for Freedom) de Evgeny Afineevsky;
– Euromaidán. Versión preliminar» (Euromaidan: Rough Cut) de Roman Bondarchuk, Volodymyr Tykhyi, Andriy Lytvynenko y otros.