Como los voluntarios de Ukraїner vivieron el primer día de la invasión a gran escala

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Ya estamos en el quinto mes de la guerra a gran escala iniciada por Rusia. Cuesta creer que haya pasado tanto tiempo desde «aquel día» (24.02.22), que los ucranianos sigan resistiendo a los ocupantes rusos en todos los frentes y que se hayan adaptado más o menos a la nueva realidad. Muchos de los ucranianos desde los primeros días de la invasión rusa han estado registrando su estado y los acontecimientos en fotos o videos. Estas crónicas personales son importantes para entender quiénes somos y por qué luchamos.

El equipo de Ukraїner ha compartido sus archivos y recuerdos del primer día de la guerra a gran escala.

Oleksandr Sharma, camarógrafo
Járkiv

— No dormí nada aquella noche. Mis amigos de Marik (Mariúpol. – ed.) me empezaron a escribir ya a partir de las 22:00, diciendo que allá ya «había comenzado». Así chateamos toda la noche, y luego a las 4:30, cuando salió ese discurso (de Zelénskiy. – ed.), todo quedó claro. Recuerdo esos interminables momentos en los que entendimos todo, no pasaba nada…

Oleksii Karpovych, fotógrafo
Kyiv

— Es la dirección de Brovary, los aviones rusos se dirigían hacia allí y desde allí se escucharon los bombardeos matutinos en el distrito de Boryspil. Así empezó nuestra mañana, aunque yo mismo perdí el primer golpe pues estaba cansado y me quedé dormido. Pero un amigo ya me contó que hubo una onda expansiva. Salimos rápido a echar un vistazo al horizonte para ver si había columnas de llamas. Por supuesto, ahora sabemos que si los hubiéramos visto entonces, habrían estado cerca. Bueno, gracias a Dios, los ocupantes no lograron derribar esta dirección.

Natalka Ponedílok, editora
Lviv

— Nos despertamos por las llamadas de Kyiv, donde ya estaban bombardeando. Salimos al patio para coger agua potable de la máquina para tenerla de reserva. Afuera había colas de gente en los cajeros automáticos. Los estantes en los supermercados estaban casi vacíos, era difícil sacar el dinero. Pero todas las personas fueron educadas y gentiles entre sí. Esto nos tranquilizó un poco. En la foto: la búsqueda y revisión del refugio más cercano a la casa.

Petro Chekal, fotógrafo
Járkiv

— Mi madre, recuperándose del shock, habla con familiares y amigos. Piensan qué hacer luego, mientras tanto deciden quedarse en Kharkiv.

Sofiia Soliar, fotógrafa
Lviv

— Fui a revisar el sótano cuando me desperté con el sonido de la sirena. Lo abrieron por primera vez en todo el tiempo que vivo aquí.

Lisa Litvinenko, directora de edición
Kyiv

— El día 24 me quedé dormida y no oí las explosiones en mi ciudad porque estaba muy enferma con covid. Violé la cuarentena y salí a comprar cinta adhesiva para las ventanas. Me di cuenta de que no podría evacuar en las próximas semanas.

Oleksandr Khomenko, fotógrafo
Kyiv

— Una congestión vehicular en la avenida Peremohy en Kyiv, la gente está tratando de abandonar la ciudad en masa.

Olia Hakh, autora
Lviv

— En la mañana del 24 de febrero había un estupor total y sin saber qué hacer. La guerra me atrapó con 50 hryvnias en el bolsillo, necesitaba sacar dinero de la tarjeta. En la foto, una fila para el cajero automático. Pasé allí unas 3 horas, finalmente no pude sacar dinero. En la fila tenía la sensación de que todas estas personas estaban pensando en una sola cosa: la guerra. Y cuando mantienes contacto visual con alguien por un segundo, entiendes: estás pensando en lo mismo que esa persona. Y así con todos. Un solo pensamiento en toda la fila, en toda la ciudad, en el país. De vez en cuando alguien leía las noticias en voz baja, y tú inconscientemente tratas de oír, como si hablaran de algo muy íntimo. En ese día, todos parecían volverse uno y compartieron un mismo pensamiento.

Kostiantyn Huzenko, fotógrafo
Kyiv

Mis amigos ya recogieron las cosas del otro apartamento para irse a vivir juntos en un gran grupo, y yo los invité a aliviar un poco la tensión. Foto de la cafetería debajo de mi casa, que seguía funcionando.

Yurii Stefaniak, fotógrafo
Kyiv

— A las 8 de la mañana había mucha gente en la calle. El camino estaba congestionado con autos que intentaban salir de la ciudad, personas con maletas buscando formas de evacuar, gente haciendo fila en las tiendas, y algunos iban a trabajar. Pero lo que me impresionó fue la tranquilidad de la gente. No hubo pánico. Pareciera que todos sabían que llegaría este día.

Karina Piliuhina, productora
Kyiv

— En la mañana del 24 de febrero Misha vino a vernos y pasarle una cámara a Oleh. Hablamos mucho con los amigos y familiares de diferentes ciudades de Ucrania. Constantemente sonaban las explosiones.

Nadiia Melnychenko, directora de edición
Kyiv

— No me desperté por el sonido de las explosiones, sino por la lluvia de mensajes en varios chats. No pude concentrarme en nada durante varias horas, luego empaqué una mochila con documentos y un portátil. Mi madre se negó rotundamente a ir al oeste. Me dio miedo. Lloré un poco. A las 12 hubo explosiones nuevamente. Junté agua en todas las botellas, incluso en las de vino, y salí a comprar comida para el gato. Alcancé a tomar el último envase del estante en el «Silpo». Luego metí al gato en una jaula y me senté con él vestida y con los zapatos puestos en el pasillo. El gato chilló (no le gusta el transportín). Por la noche fui donde mis padres, dormimos turnándonos. Al día siguiente nos fuimos.

Lesya Homyak, coordinadora de la versión española
Kyiv

— Mi colega y amiga Nadiya me llamó a las 5 de la mañana y me dijo que la guerra había comenzado. Luego dijo que quería sacarme de Kyiv y llevarme a un pueblo en la región de Cherkasy.
En el momento en que se estaba tomando esta foto, llamé a mi papá, que estaba en Lutsk. Lo desperté con la frase: «Papá, la guerra ha comenzado».

Alyona Malashyna, fotógrada
Kyiv

— Esperamos hasta la noche, con la esperanza de averiguar algo y esperar que bajen los atascos. Teníamos las maletas preparadas con antelación. Partimos hacia la Transcarpatia a las 18:00. Pasamos la mayor parte de la noche en Vinnytsia en el sótano, a veces subiendo al apartamento de unos amigos. Los niños se mantuvieron bien hasta que la menor vio un colchón en el sótano y empezó a llorar porque no quería vivir ahí.

Ilona Badenko, directora de contenidos
Novoyavorivsk

— Video del supermercado con las estanterías vacías, pasado el mediodía.

Maksym Starepravo
Kyiv

— El 23 de febrero solicité dinero en efectivo en mi banco y me desperté el 24 con el sonido de las explosiones. Sin saber si los bancos estaban funcionando o no, fui a la sucursal. La gente se alistaba alrededor y se iba de Kyiv, y yo caminé tranquilamente hacia el banco, simplemente observando la situación. Fue en ese momento que una caravana de vehículos militares pasó por mi calle.

Oksana Kuzema, jefa de ventas
Brovary

— Me levanté de la cama a eso de las 5 de la mañana por un sonido fuerte. Empecé a navegar por los sitios de noticias: cero información. Pensé: si hubiera una guerra, estaría en todas las noticias. El sonido fuerte y desconocido se repitió. Recuerdo a un vecino que estaba arriba gritándole a su esposa: «Aléjate de la ventana, hija de puta». Entonces en mi cabeza se acuñó: «la guerra». Quedé muda.

Bajé al sótano y luego salí al patio. Aproximadamente a las 7 a. m., regresé al apartamento y escribí un sinfín de instrucciones a mis padres, escuchando el streaming de la radio «Suspilne». Más tarde, en el edificio se cortó la luz. Otra cosa daba vueltas en mi mente: tienes que alcanzar a llegar a la orilla derecha, pueden volar los puentes. Un amigo que tenía automóvil vino y me recogió. Ya en un refugio en la orilla derecha de Kyiv, me enteré de que Rusia había llevado a cabo ataques aéreos sobre Brovary.

Natalia Vyshynska, coordinadora del equipo de recopilación de información
Kyiv

— Estábamos evacuándonos de Kyiv. Salimos de la orilla izquierda en taxi sobre las 11 de la mañana. Recogimos a Iryna Makarchuk (productora Ukraїner) con su esposo y su perro. Pasamos por Irpin, Bucha, Vorzel, Borodyanka hasta nuestra granja en la región de Zhytomyr. El camino nos tomó casi todo el día porque había una gran congestión vehicular. Al salir de Kyiv, tratamos de elegir pequeños caminos rurales, en lugar de la ruta principal, para no encontrarnos con los bombardeos aéreos o explosiones de puentes.

Intentamos mantenernos en contacto con otros grupos, que en ese momento también salieron de Kyiv para avisarnos de los problemas en el camino o qué caminos eran mejores para transitar. Todos pasaron la noche en nuestra granja. Al día siguiente, llevamos a Iryna y a su esposo a Rivne. Tan pronto como llegamos allí, comenzó la alarma aérea. Con este sonido «maravilloso», me despedí de Iryna y nuevamente me fui de la ciudad, a la finca, donde durante un mes nos dedicamos solo al voluntariado, la formación de la brigada de defensa territorial, entrenamiento en primeros auxilios y tácticas de guerra de guerrillas. En resumen, nos estábamos preparando lo más que pudimos por si los ocupantes de repente decidieran ir a Kyiv o Zhytomyr irrumpiendo por la frontera con Bielorrusia (que está a 80 km de nuestra granja).

Anna Uraieva, especialista en SMM de la versión en inglés, editora de traducción
Kyiv

— Mi amiga y yo saltamos al tren. Ella se había comprado un pasaje hace unos días para ir a casa de sus padres y yo subí con ella (sin pasaje). Me dejaron entrar, luego pagué a la azafata. El día parecía interminable. Casi no comíamos. No teníamos ganas.

Muchos pasajeros se subieron al tren sin saber a dónde iban. Le preguntaban a la azafata sobre la ruta del tren, y ella solo se encogía de hombros. Según el plan, deberíamos pasar por Irpin o Gostomel. Todos estaban leyendo las noticias. El tren partió. La azafata recorría silenciosamente el vagón comentando: «Ya no vamos para allá. La ruta ha sido cambiada. ¿Dónde necesita ir? .. No, no, ahí tampoco vamos. ¿Cuándo llegaremos? Bueno, verá, no puedo prometerte nada».

No tuve fuerzas para analizar mi estado, no tuve tiempo para sentirme. Vi a este pequeño asustado con ojos enormes y le tomé una foto. Él estaba callado. Solo miraba. Como nosotros, no sabía a dónde iba. Le envié la foto a una persona que quiero. Escribí: «Así es como me siento en este momento».

Olya Kovalyova, traductora, editora de traducción
Kyiv

— La primera tarde, y luego también la noche en el refugio (del 24 al 25). No hay refugios en los nuevos edificios, el metro está lejos de Vynohradar, por lo que la gente de nuestro complejo pasó la noche en un aparcamiento cubierto o en un semisótano técnico con tuberías y cables. Mi novio y yo no teníamos colchonetas ni colchones, así que quitamos la tapicería del sofá (el dueño de nuestro departamento alquilado estaría «feliz» de saberlo, pero fue lo último en lo que pensé). Y «Coca-Cola» en lugar de agua, porque era más fácil comprarla la primera mañana: teníamos que hacer durar el agua. Una noche inolvidable, cuando estás todo el rato tumbada y miras la enorme tubería del techo con el pensamiento: «Si de repente viene algo, ¿te cubrirás con agua fría o caliente?».

Maksym Sytnikov, productor
Kyiv

— Los automóviles van contra el tránsito a 8 carriles por la carretera de Zhytómir.

Trayan Mustyatse, especialista en SMM
Lviv

— Hace 24 horas había mucha gente aquí, la vida estaba en pleno apogeo. El contraste de la nueva realidad. La ciudad nocturna de Lviv se vio envuelta en silencio y una sensación de desolación. Todos estábamos listos para la guerra.

El material ha sido preparado por

Fundador de Ukraїner:

Bogdán Logvynenko

Jefa de redacción en ucraniano:

Natalia Ponedílok

Editorial:

Anna Yabluchna

Editor de fotos:

Yurii Stefanyak

Autor de la portada:

Petro Chekal

Administradora de contenido:

Yana Rusyna

Traducción:

Nadiia Vasylchenko

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