“Rusia es el anti-occidente”: escuchamos a menudo esta tesis en el espacio mediático. En efecto, este país se comunica más a través de la oposición a los demás más que por su propio camino, mientras que a la vez continúa escudándose con las manifestaciones de democracia y valores occidentales, que supuestamente también tiene. El “mundo ruso” es más bien un espejo que deforma y distorsiona los valores y las ideas del mundo civilizado.
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El material contiene enlaces a páginas web rusas, que se pueden ver a través de VPN.Rusia se llama a sí misma federación, aunque sus sujetos no tienen declarada ni libertad de autogobierno ni independencia. Se llama a sí misma un país democrático, aunque no tiene tradición democrática y desde hace más de veinte años está un dictador en el poder. Afirma respetar el valor de la vida humana y la libertad de pensamiento, pero encarcela a cualquiera que la critique. En este material analizamos a Rusia como un país imitador, que esconde sus crímenes bajo la ilusión de una sociedad civilizada.
Manifestaciones de democracia
Elecciones
El derecho a votar y ser elegido es el fundamento de una forma democrática de gobierno, que se construye en la manifestación de voluntad del pueblo. Las verdaderas elecciones son un componente necesario y fundamental en un entorno que protege e influye en el cumplimiento de los derechos humanos. Se lanzan muchas reclamaciones hacia el sistema electoral moderno, en concreto, manipulaciones, falsificaciones, etc. Sin embargo, la votación sigue siendo una fuerza democrática influyente. Por ejemplo, en las elecciones de EE. UU. de noviembre de 2022, los jóvenes menores de 29 años mostraron una participación récord y ayudaron a los representantes del Partido Demócrata a ganar en muchos centros electorales.
La historia rusa no está repleta de ejemplos de sana competencia en el gobierno. Las elecciones en la Duma Estatal en los tiempos del Imperio ruso incluían bastantes requisitos: de género, edad, propiedad e incluso moral. Y durante la era soviética funcionaba un sistema unipartidista, en virtud del cual el monopolio del poder estaba fijado constitucionalmente por los comunistas. En la Rusia moderna, que ha intentado al menos declararse un estado democrático, las elecciones se degradan gradualmente y se convierten en una completa farsa donde los resultados se conocen incluso antes del recuento de los votos.
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Esto se hizo especialmente notable después del 2000, cuando Vladímir Putin llegó al poder en Rusia. Desde entonces, el Kremlin ha controlado efectivamente todo el proceso electoral del país. Desde 2003, cuatro partidos han sido elegidos sistemáticamente para la Duma Estatal: Rusia Unida, el Partido Comunista de la Federación de Rusia, el Partido Liberal-Demócrata de Rusia (partido pseudoliberal y pseudodemocrático liderado durante muchos años por Vladímir Zhirinovski) y Rusia Justa (partido de centro-izquierda, que apoya la política de Rusia Unida).
En las elecciones parlamentarias en 2011, las organizaciones internacionales registraron numerosas violaciones y una falta de competencia real entre los partidos. En 2016, la Corte Constitucional de Rusia prohibió totalmente la presencia de observadores en las elecciones de la Duma Estatal. Ese mismo año, las elecciones ilegales se realizaron en el territorio temporalmente ocupado de Crimea. Ucrania, EE. UU., la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y otros países y organizaciones declararon que no reconocían los resultados de esas elecciones. En 2021, las elecciones de la Duma Estatal se realizaron con numerosas falsificaciones y un acceso desigual de los candidatos a los medios de comunicación y votantes. Además, los partidos que discrepaban de la política progubernamental fueron declarados extremistas y se les prohibió participar en las elecciones.
En cuanto a las elecciones presidenciales, Vladímir Putin ocupa el cargo de líder del estado desde el año 2000, excepto en el período entre 2008 y 2012, cuando Dmitri Medvédev ocupó el cargo, pero el poder siguió en manos del presidente anterior. En 2024, el mandato presidencial de Putin tendría que haber acabado, pero Rusia aprobó enmiendas constitucionales que “anulan” sus mandatos anteriores, dando a Putin la oportunidad de postularse otra vez. Ahora podrá postularse a un quinto mandato presidencial en 2024, e incluso a un sexto en 2030. En esencia, esto convierte a Putin en un dictador con un poder ilimitado y las elecciones regulares se realizan solo para imitar el proceso democrático.
Referendos
Forma de democracia directa que otorga a los votantes la oportunidad de votar sobre cuestiones políticas, constitucionales o legislativas en lugar de sobre un candidato o partido concreto. Los referendos suelen ser convocados por las autoridades del gobierno, pero a veces también los inician y los propios votantes. Los resultados de los referendos pueden ser tanto obligatorios como recomendados. Por ejemplo, en el referéndum del 1 de diciembre de 1991, el 90,3% de los ucranianos votaron a favor de la independencia de Ucrania. Desde 1848, Suiza realizó cerca de 300 referendos y plebiscitos sobre cuestiones estatales y locales. Los referendos a menudo se critican por la posible manipulación en la formación de las preguntas y, a veces, la incapacidad de los votantes para evaluar adecuadamente las consecuencias de su voto. Por ejemplo, durante el referéndum en Grecia sobre la recepción de crédito de Europa, la pregunta en el boletín era tan compleja y larga que la mayoría de los votantes no pudieron entenderla. Entonces, el 61% de los griegos votaron a favor de rechazar la ayuda financiera de la UE, que podría ayudar al país a superar la crisis financiera. Pero a pesar de los resultados del referéndum, Grecia tuvo que aceptar la ayuda. Hay muchos ejemplos de este tipo, pese a lo cual los referendos siguen siendo una parte importante de la democracia directa.
La Constitución de Rusia también prescribe las reglas para la realización de referendos. En la práctica, no todas se cumplen. Por ejemplo, la adopción de las enmiendas mencionadas anteriormente a la Constitución rusa (sobre los términos presidenciales) debería haberse decidido en el referendo en 2020. Pero en lugar de un referendo en Rusia, se anunció la realización de una supuesta votación estatal. La sustitución de conceptos y la falta de una metodología clara para llevar a cabo este formato de votación dieron espacio a numerosas violaciones y manipulaciones. Por ejemplo, la participación de los votantes en un referendo nacional debería ser superior al 50%, mientras que en esta votación la participación fue irrelevante. Por otra parte, la votación se llevó a cabo y se procesó en un breve plazo (una semana), y se violaron las normas de campaña y recuento de votos.
En cambio, cuando se trata de territorios ocupados, Rusia alegremente utiliza el término “referéndum”. No obstante, los referendos en territorios ocupados son ilegales. Según el artículo 73 de la Constitución de Ucrania, la cuestión de la integridad territorial solo puede ser votada en un referéndum estatal, pero no en una votación local en tiempo de guerra. El “referéndum” de Crimea y los territorios temporalmente ocupados del este de Ucrania se realizó bajo la presión y las amenazas por parte de los militares rusos armados. Las listas de votantes y el propio procedimiento de votación no se controlaron de ninguna manera. Esto llevó a que el 123% de los residentes de Sevastopol “votaran” a favor de la reunificación con Rusia. Los “referéndums” llevados a cabo por Rusia en 2022 en los recién ocupados territorios en el este y sur de Ucrania fueron juzgados por la Asamblea General de la ONU, el Consejo de Europa y otras organizaciones internacionales. La mayoría de los países del mundo no han reconocido ni reconocerán los resultados de la dictada “expresión de voluntad” organizada por Rusia en el territorio de Ucrania.
Protestas
En los países democráticos cada uno tiene derecho a la libertad de reuniones pacíficas, en concreto: huelgas, manifestaciones, mítines y protestas, tanto online, como de forma presencial. Por ejemplo, en Reino Unido casi regularmente ocurren huelgas y protestas de los trabajadores ferroviarios por los aumentos salariales o revisiones de las condiciones laborales. Las reuniones pacíficas pueden adoptar la forma de protestas antigubernamentales; por ejemplo, en 1989, cerca de 2 millones de personas en Riga, Tallin y Vilna se cogieron de la mano, formando una cadena humana de 600 kilómetros de longitud para protestar contra el gobierno soviético ocupante. Los manifestantes pueden exigir la dimisión de los dirigentes del país, la protección de los derechos humanos, la oposición contra la discriminación o la cancelación de determinadas leyes.
La historia de las protestas en Rusia es la historia de una erradicación paulatina de reuniones pacíficas como fenómeno. En 2012, las protestas masivas contra el fraude en las elecciones a la Duma Estatal de la Federación Rusa tuvieron lugar en la plaza Bolotnaya de Moscú y se extendieron a otras ciudades rusas. A la llamada “marcha de los millones” acudieron varias decenas de miles de personas (según los datos sobrevalorados de los organizadores — 200 000), pero fue dispersada por la policía. Un par de protestantes fueron acusados y condenados a penas de entre dos y cuatro años de prisión.
Desde entonces, el número de manifestantes en Rusia ha disminuido considerablemente: casi no existe sociedad civil en el país, se ejerce un control policial total de las concentraciones multitudinarias y presión sobre los medios de comunicación. En 2014 en Rusia tuvo lugar la “Marcha de la Paz”, una protesta antimilitarista en el contexto de la ocupación de Crimea. Según diversas fuentes, entre 20 y 50 mil personas asistieron a la protesta en Moscú. Cuando Rusia lanzó la invasión a gran escala de Ucrania, ocho años después, solo unas 2000 personas salieron a la protesta en Moscú. Al mismo tiempo, durante el período entre el 24 de febrero y el 13 de marzo del 2022, unas 15 000 personas fueron detenidas en todo el país, que salían a protestar contra la agresión militar de Rusia. El gobierno no solo usa la fuerza para dispersar piquetes masivos o solitarios, sino que también prohíbe que los medios de comunicación llamen guerra a la guerra, introduciendo el término “operación militar especial”, “desacreditar al ejército” o informar sobre las protestas pacíficas. Se conocen casos en los que las fuerzas de seguridad de la Federación Rusa detenían a la gente con una hoja de papel en blanco o tachaban las palabras “no a la guerra”, escritas en el hielo. La idea de expresar públicamente la propia posición civil está tan atrofiada en Rusia, que incluso después de salir del país por la movilización o desacuerdo con el gobierno, los rusos no acuden a las protestas y manifestaciones en otros países del mundo. Y mientras tanto, el gobierno “exporta” sus habilidades para reprimir protestas — así, por ejemplo, Irán pidió al Kremlin mandar a sus “consejeros” para la regulación de la situación interna en el país tras la muerte de una estudiante de 22 años y el estallido de disturbios contra las restricciones de la libertad y los códigos de vestimenta demasiado estrictos.
Sociedad civil
Sociedad basada en un conjunto de instituciones independientes del estado, que representan y defienden la voluntad y los intereses de los ciudadanos.diapositivas
Libertad de expresión
Cada persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye la libertad de mantener sus propias creencias sin obstáculos y también la libertad de buscar, recibir y difundir información e ideas a través de cualquier medio, independientemente de las fronteras estatales. Al igual que con las elecciones, la libertad de expresión se enfrenta a tiempos difíciles en el mundo democrático moderno. El discurso de odio, la cultura de la cancelación, la algoritmización de las redes sociales globales y la censura, entre otras cosas, han llevado a que solo el 34% de los estadounidenses crean que tienen una total libertad de expresión. Y ni eso puede compararse con lo que está sucediendo en Rusia desde hace al menos décadas.
La libertad de expresión en Rusia está garantizada por la constitución, pero hace tiempo que se ha convertido en una ficción. Incluso antes del comienzo de la invasión a gran escala, el régimen de Putin presionaba a los medios de comunicación que no compartían (totalmente o parcialmente) la postura progubernamental. Después del 24 de febrero, Roskomnadzor bloqueó la actividad de los supuestos medios de la oposición, entre ellos Meduza, Dozhd, la Voz de América, Mediazona, el Eco de Moscú, etc. Y después de que se privara a Dozhd de su licencia de transmisión en Lituania y Letonia, el secretario de prensa de Putin, Peskov, culpó a Occidente de pisotear la libertad de expresión y tener dobles estándares.
Roskomnadzor
Servicio federal de supervisión en el campo de comunicación, tecnologías informativas y comunicaciones en masa.También en Rusia fue aprobada la ley sobre la no difusión de los fake news sobre las acciones del ejército ruso, que otorgó a los órganos del poder el control no solo de los medios rusos, sino también de los extranjeros. Después de la aprobación de esta ley, la BBC, CNN, Bloomberg News, ABC y CBS News anunciaron la suspensión de sus operaciones en Rusia. Las redes sociales globales, como Facebook e Instagram, fueron declaradas extremistas y su actividad fue prohibida en el territorio de la Federación Rusa; también se está debatiendo la prohibición de YouTube. Por un repost, expresión de la política de oposición en redes sociales todavía permitidas o incluso conversaciones privadas, los rusos reciben penas de prisión reales. La organización internacional de defensa de los derechos humanos Reporteros sin Fronteras nombra a Putin como uno de los mayores enemigos de la libertad de prensa en el mundo. La calificación anual de la libertad de expresión en la Federación Rusa cayó del puesto 150 en 2021 al 155 en 2022. Incluso Bielorrusia en esta lista tiene unos índices un poco mejores que Rusia, ocupando el puesto 153.
Valores
Libertad
La libertad y el respeto hacia los derechos humanos son los componentes fundamentales de la democracia, según la página web de la ONU. Todas las constituciones de países democráticos hacen hincapié principalmente en el derecho de las personas a ser libres. En el artículo 21 de la Constitución de Ucrania dice: “Todas las personas son libres e iguales en su dignidad y derechos”. “La libertad no se puede detener” es uno de los principales lemas y valores de los Maidánes ucranianos. “Por nuestra y vuestra libertad” es el eslogan de los revolucionarios polacos que ha vuelto a cobrar actualidad; en especial, lo utilizaba la defensora de derechos humanos Oleksandra Matviichuk durante una rueda de prensa con motivo de la entrega del Premio Nobel de la Paz.
En el artículo 29 de la Constitución de la Federación Rusa también consagra el derecho a la libertad: “Se garantiza a toda persona la libertad de pensamiento y de expresión”. Como en muchos otros casos, esto no es más que una ficción. Ya fue mencionado antes que la libertad de expresión, de opinión, de reunión pacífica y de los medios de comunicación son prácticamente inexistentes en la Rusia de Putin. Según los informes anuales de la organización Freedom House, Rusia tiene el estatus de estado no libre desde 2004. Pero la ausencia de libertad como valor puede remontarse a un nivel más profundo. El filósofo ucraniano Vakhtang Kebuladze llama a Rusia “sombra de la civilización”: está, repite los contornos de la civilización occidental y sus valores, pero los llena con un significado sombrío y oscuro. Así, la mentira se convierte en verdad y la esclavitud en libertad, como en la famosa distopía de George Orwell. Otro filósofo ucraniano, Volodymyr Yermolenko, cree que la aspiración de Rusia a esclavizar a otros países viene dictada por el hecho de que los propios rusos son esclavos. La sociedad rusa está colonizada por dentro, privada de los derechos humanos básicos y reducida a una masa pasiva, reacia e irresponsable. Y aunque el derecho a la libertad está escrito en las páginas del principal documento de la Federación Rusa, los rusos están prácticamente presos y tienen todas las posibilidades de seguir siéndolo incluso después de la caída del régimen de Putin.
Dignidad
La primera mención de la dignidad en los documentos oficiales apareció en 1948, cuando la Declaración de los Derechos Humanos la reconoció como “fundamento de la libertad, justicia y paz en el mundo”. Sin embargo, el concepto en sí existe desde hace mucho tiempo. El filósofo Immanuel Kant escribía: “Aquello que tiene precio puede ser sustituido por algo equivalente; en cambio, lo que está por encima de todo precio, por lo tanto, no admite equivalente alguno, es lo que tiene la dignidad”. En otras palabras, la dignidad es la conciencia del valor humano. Es decir, las personas deben tratar a otras tal como lo exige este valor. Del concepto de la dignidad salen también los derechos individuales y libertad humana, como el derecho a la vida, a la libertad, justicia, etc. Otro filósofo, Jürgen Habermas, vincula la dignidad a los principios democráticos del estado de derecho: “La idea de la dignidad humana es esa bisagra conceptual que une la moral del respeto igualitario hacia cada persona con el derecho positivo y las declaraciones jurídicas democráticas”.
De nuevo, Rusia imita el cumplimiento de los valores de la sociedad civilizada, según su Constitución, “la dignidad del individuo se garantiza por el estado”. Al mismo tiempo, en junio del 2022, el presidente de la Federación Rusa declaró que “la sensación de dignidad y respeto propio viene solo cuando vinculas tu futuro y el futuro de tus hijos con tu patria”. De esta manera, intentó convencer a las empresas rusas de que no abandonaran el país. El cambio de conceptos es evidente incluso en esta breve declaración. Así, el valor universal del individuo humano adquiere condiciones, en particular: apoyar el régimen criminal de Putin y la guerra en Ucrania. Ideas similares expresa el patriarca Kiril de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que llama a la “dignidad” y los “derechos humanos” conceptos tomados de la filosofía occidental. Él opina que el documento llamado “Estrategia de la seguridad nacional de Rusia”, la lista de valores debería empezar por el “amor a la patria” y el “sacrificio”.
Después de presenciar los crímenes del ejército ruso en los territorios ocupados de Ucrania, el concepto de dignidad puede excluirse por completo de la lista de los valores rusos. La historiadora Olga Popovych escribe: “Se puede tener respeto hacia el enemigo, si el enemigo se comporta de una manera digna. Pero Rusia siempre y actualmente muestra que la dignidad no va con ella, sus principales herramientas son la mentira, la crueldad, el desprecio por los demás y la bajeza”. Incluso en el ejército ruso, que propaga el mito del “código de honor del oficial ruso”, no hay respeto por la dignidad humana. Rusia crea los llamados “escuadrones de asalto”, que matan o torturan a los soldados sin formación y mal armados que se niegan a participar en los combates.
Igualdad
La igualdad es uno de los valores democráticos más antiguos y problemáticos. Por un lado, la igualdad es la base de los derechos humanos. Por otro lado, según el Alto Comisionado de la ONU para los derechos humanos, el difícil pero progresivo camino de la civilización occidental hacia la verdadera igualdad vuelve a estar amenazado. La pandemia mundial de Covid-19 ha trastocado los ya frágiles contratos sociales, provocando un aumento de desigualdades para los grupos vulnerables: mujeres, personas mayores, minorías étnicas, raciales o religiosas. Además, aumentó la desigualdad económica, la desigualdad en la repartición de vacunas y bienes materiales, aumentaron las barreras entre países y comunidades que aparecieron como consecuencia del cambio climático, la migración, etc. Actualmente, el 66% de los estadounidenses, el país líder del mundo libre, consideran que existe desigualdad de género en EE. UU. y el 61% le preocupa la desigualdad racial.
Rusia es un país multicultural, que envolviendo tanto la parte europea del continente, como la asiática, paradójicamente no acepta la diferencia de ninguno de sus grupos étnicos, que hay cerca de 200. Incluso en la Unión Soviética se declaraba la “igualdad” de todas las repúblicas, aunque esta “igualdad” estaba distorsionada: se amparaba en la “amistad de los pueblos hermanos”, mientras que en realidad el Kremlin y los rusos siempre eran siempre los más poderosos. Según las palabras del filósofo ucraniano Volodymyr Yermolenko, Rusia sigue utilizando la idea de la igualdad distorsionada en sus ambiciones invasoras. Así, en la visión del presidente de la Federación Rusa, la igualdad se sustituye por la semejanza, es decir, que los rusos y los ucranianos son iguales, no tienen diferencias, por lo que deben ser un solo pueblo con una sola cultura: antes soviética, y ahora rusa. La peculiar idea de la igualdad como universalidad también puede verse en las relaciones del Kremlin con sus súbditos federales. Así, por ejemplo, los políticos rusos prohibieron el estudio de la lengua carelia en las escuelas de Carelia, explicándolo con que el desconocimiento del ruso limitará significativamente las oportunidades de los futuros estudiantes a la hora de acceder a las universidades, donde la lengua de enseñanza es, por supuesto, el ruso.
También, a fecha de 2019, en Rusia no había ni una sola escuela ucranianohablante, a pesar de que, solo según los datos oficiales, allí viven cerca de 2 millones de ucranianos.
Resulta interesante que en Rusia exista un mito bastante estable sobre la igualdad de los súbditos federales y las minorías étnicas. A pesar de los frecuentes y crueles ataques de los neonazis rusos a los musulmanes o representantes del pueblo Cáucaso, las minorías étnicas se adhieren a la posición de la “igualdad”, ya que el estado promueve la idea de la igualdad como unión y, por tanto, como seguridad nacional. De este modo, al sustituir el concepto de la “igualdad” por semejanza, universalidad o unión, Rusia ha creado su propio sistema “alternativo” de valores, contraponiéndolo con los países de Occidente.
Enfrentamiento a la discriminación y la violencia
El respeto y la tolerancia son valores fundamentales de la sociedad democráticas. Sin embargo, en los últimos años no están pasando por su mejor momento. Según Human Rights Watch, la pandemia mundial de Covid-19 ha provocado el aumento de la discriminación y los delitos motivados por el odio en la Unión Europea, con una intensificación de la discriminación contra los gitanos, un incremento de los ataques agresivos contra los judíos y un aumento del número de detenciones y controles de los musulmanes y miembros de la comunidad LGBT por los agentes de seguridad. La Organización Mundial de la Salud también destaca el aumento de los casos de violencia doméstica contra mujeres y niños durante el aislamiento.
Según Anton Drobovych, director del Instituto Ucraniano de la Memoria Nacional, los problemas del racismo, la xenofobia y el antisemitismo son inherentes a muchos países del mundo, pero en Rusia alcanzan niveles especialmente grandes. Al mismo tiempo, el gobierno ruso intenta ocultarlos y disfrazarlos tras su discurso propagandístico. Así, el racismo y la discriminación de las minorías en Rusia se llama “patriotismo” y “lucha por los valores tradicionales”, mientras que los mismos fenómenos en Europa y Estados Unidos — “nacionalismo” o incluso “fascismo”. A los dirigentes rusos les gusta señalar los defectos de otros países (reales o inventados), pero no presta atención al declive de su propia sociedad. Por ejemplo, en su discurso en vísperas de la invasión a gran escala, Putin declaró que Ucrania había adoptado leyes supuestamente “discriminatorias” sobre pueblos autóctonos, que arrebataban a los rusos el derecho a la identidad. En realidad, la ley sobre los pueblos autóctonos define auténticos grupos de población con su propia cultura distintiva, como los tártaros de Crimea. Por cierto, en Rusia también hay una ley sobre la “garantía de derechos de los pueblos autóctonos”, como la población de Siberia o del Lejano Oriente, pero esa ley se viola sistemáticamente.
En 2022, el antes mencionado patriarca Kiril de la Iglesia Ortodoxa Rusa se expresaba activamente en contra de la aprobación de la ley que prohibiera la violencia doméstica y recalcaba que tal ley es “imitación del Occidente” y que “las familias lo solucionarán por su cuenta”. Al mismo tiempo, según Human Rights Watch, 36 000 mujeres y 26 000 niños sufrieron violencia doméstica en Rusia en 2017. Pero otras leyes, como la que prohíbe la “propaganda gay” aprobada en 2022, se están aplicando sin objeciones por parte de la Iglesia Ortodoxa Rusa. En diciembre del 2022 en Rusia incluso abrieron el primer caso por la propaganda de los valores LGTB contra la editorial independiente Popcorn Books. En sus libros, Popcorn Books no solo trataba los temas de la sexualidad y la autoidentificación, sino que también añadían a sus páginas citas de la Constitución rusa sobre la libertad de expresión y la inadmisibilidad de la censura. Ahora la editorial se enfrenta a una multa de 5 millones de rublos.
Imitando los valores universales como la libertad y la igualdad, Rusia intenta mantener su pertenencia al mundo occidental. En cada reunión de las Naciones Unidas, el representante permanente de Rusia, Nebenzia, se aferra obstinadamente a la farsa que se ha aprendido: supuestamente Rusia está en guerra contra los nazis, todas las acusaciones contra Rusia son fabricadas y los verdaderos criminales son Estados Unidos. Ante los representantes de todo el mundo, pinta su propio mundo al revés, en el que sólo Rusia es un bastión de la civilización. Sin embargo, con cada nuevo crimen de guerra y violación de los principios democrácticos, son cada vez menos las personas dispuestas a creer en la ilusoria Rusia, ignorando su verdadera y criminal esencia.