A lo largo de la guerra ruso-ucraniana, Moscú ha anunciado en repetidas ocasiones su disposición a entablar negociaciones, pero supuestamente Kyiv las ha saboteado. Al declarar su deseo de dialogar, el gobierno ruso no se preocupa por poner fin a la guerra, sino por sus propios intereses, opinan los analistas políticos extranjeros y ucranianos. El hecho de que el Kremlin no haya cumplido ni un solo acuerdo desde 2014, al menos no en su totalidad, demuestra también su falta de poder negociador.
El tema de la necesidad de negociaciones entre Rusia y Ucrania surge de vez en cuando en el espacio informativo internacional. Los funcionarios del Kremlin, ya sea a través de la representante del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zajarova, aseguran que “nunca han rechazado negociar”, o bien por boca del representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, declaran que las hostilidades solo terminarán cuando “del territorio de Ucrania no saldrá más amenaza a Rusia”.
Los dirigentes ucranianos creen que el objetivo de las especulaciones rusas sobre las negociaciones es influir en la escena internacional. Cualquier tregua será utilizada por el país agresor para sus propios fines, como ya ha hecho numerosas veces. En este artículo analizaremos qué antecedentes históricos y recientes acontecimientos demuestran la incapacidad negociadora de la Federación Rusa.
Infracción del derecho internacional
El incumplimiento del derecho internacional por parte del país agresor en Ucrania es documentado por las organizaciones internacionales (la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la ONU), así como organismos gubernamentales y asociaciones de defensa de los derechos humanos. Desde 2014, al atacar a Ucrania, Rusia ha violado al menos 400 tratados internacionales.
El ejemplo más elocuente del incumplimiento del derecho internacional por parte de Rusia es su violación del Memorando de Budapest (1994). Según éste, a cambio de que Ucrania renunciara al tercer mayor arsenal nuclear del mundo en aquel momento, Rusia, Estados Unidos y el Reino Unido se comprometieron a “abstenerse de la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de Ucrania y a que ninguna de sus armas se utilizará jamás contra Ucrania salvo para fines de legítima defensa o de cualquier otro modo de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas”.
Como manifestó el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelénskiy, en la Cumbre Democrática de Copenhague en junio de 2022, al violar el Memorando de Budapest, Rusia ha nivelado toda la lucha por el desarme nuclear en el mundo.
Rusia tampoco se adhiere a los Acuerdos de Helsinki (1975), que debían reforzar los acuerdos políticos y territoriales de la Segunda Guerra Mundial. Entre los 35 signatarios, la Unión Soviética, que incluía a Ucrania y Rusia, también asumió estas obligaciones. Los Acuerdos de Helsinki, en particular, consagraban los principios de inviolabilidad de las fronteras de los Estados firmantes, respeto de la integridad territorial y no injerencia en los asuntos internos de los Estados extranjeros. Ocupando Crimea, Rusia violó los 10 puntos del Protocolo de Helsinki.
Entre otros importantes tratados internacionales violados por Rusia al atacar Ucrania en 2014 figuran los siguientes:
– Carta de las Naciones Unidas (1945);
– Convenio de la ONU para la represión de la financiación del terrorismo (1999);
– Convención de la ONU para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (1948);
– el cuerpo de convenciones que rigen las leyes y costumbres de la guerra (en particular, las Convenciones de La Haya y Ginebra);
– Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas (2006);
– Convención para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado (1954);
– Convención de la ONU sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (1965);
– Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar (1982);
– Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (1950);
– Carta del Consejo de Europa (1949).
Tregua sangrienta y bombardeo del corredor verde
Unos meses después de la ocupación rusa de Crimea y la toma de partes del este de Ucrania, se produjo el primer intento de pausar las hostilidades activas: el entonces presidente ucraniano Petro Poroshenko anunció un alto al fuego unilateral durante una semana a partir del 20 de junio de 2014. En unos días, los líderes terroristas de las llamadas RPD y RPL anunciaron que se unirían al alto al fuego. Pero no cumplieron lo prometido: según las cifras oficiales, durante la “tregua” (23–27 de junio), los militantes atacaron las posiciones ucranianas más de cien veces, 27 soldados murieron. La violación más llamativa del alto al fuego por parte de los militantes fue el derribo de un helicóptero Mi-8 sobre Slovyiansk el 24 de junio. Los nueve soldados que iban a bordo murieron. A este precedente siguieron numerosas violaciones del alto al fuego por parte de grupos prorrusos.
“RPL” y “RPD”
Regímenes títeres de la ocupación establecidos por la Federación Rusa en los territorios ocupados de determinadas zonas del este de Ucrania. También conocidos como “república popular de Lugansk” y “república popular de Donetsk”.Los acontecimientos que pasaron a la historia como el “caldero de Ilovaisk” no estuvieron exentos de violaciones de los acuerdos por parte rusa. En la noche del 29 de agosto de 2014, el presidente de la Federación Rusa, Putin, se dirigió a los combatientes: “Llamo a las fuerzas milicianas abrir un corredor humanitario para los militares ucranianos que están sitiados con el fin de evitar víctimas sin sentido, proporcionarles la oportunidad de abandonar la zona de combate sin obstáculos, reunirse con sus familias, devolverles a sus madres, esposas e hijos, y proporcionar urgentemente asistencia médica a los heridos a consecuencia de la operación militar”.
“Milicia popular de Donbás”
Organización terrorista prorrusa formada en 2014 con el comienzo de la agresión rusa en el este de Ucrania e incorporada al llamado “Ejército de Novorossiya”.Foto: Maks Levin
La mayoría de las veces, el término “corredor (verde) humanitario” se utiliza para referirse a una zona temporalmente desmilitarizada para el tránsito de la ayuda humanitaria o la evacuación de civiles. En el derecho humanitario internacional no existe una definición clara. El término puede usarse para designar el desplazamiento de personas, no necesariamente civiles, en una zona de guerra. En el caso de Ilovaisk, los soldados ucraniano recibieron una condición in situ para poder desplazarse por el corredor: ir desarmados. Mientras intentaban romper el cerco, los convoyes ucranianos fueron tiroteados. Al menos 366 soldados murieron en la batalla por Ilovaisk y durante el intento de romper el cerco.
“Minsk 1”, “Minsk 2” y su ignorancia por los rusos
La tragedia de Ilovaisk fue una de las precondiciones para la conclusión de un alto al fuego temporal el 5 de septiembre de 2014, que recibió el nombre de Protocolo de Minsk (Minsk 1). En la redacción y firma del acuerdo de paz participaron el representante de la OSCE, el segundo presidente de Ucrania, Leonid Kuchma, el embajador ruso en Ucrania, Mikhail Zurabov y los representantes de las llamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, Zajárchenko y Plotnytskyi. El 19 de septiembre, mientras se seguía trabajando en el acuerdo, representantes de Ucrania, Rusia y la no reconocida RPLD firmaron un memorando que preveía el cese bilateral de las hostilidades, la interrupción de la actual línea de contacto y el establecimiento de una zona de seguridad de 30 kilómetros. Según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, solo durante el primer mes y medio del llamado alto al fuego (de septiembre a noviembre) murieron 957 civiles por bombardeos enemigos en el este de Ucrania. La organización también documentó casos de tortura, detención ilegal, ejecuciones, trabajos forzados y violencia sexual por parte de grupos armados prorrusos, así como destrucción e incautación ilegal de bienes.
A principios de 2015, las violaciones del Protocolo de Minsk no cesaron. El 13 de enero, los militantes rusos bombardearon un puesto de control cerca de Volnovaja con Grad (sistema soviético y ruso de lanzacohetes múltiple), como resultado de lo cual murieron 12 pasajeros del autobús regular, unos 20 resultaron heridos. El 24 de enero, utilizaron la misma arma para atacar el barrio Este, en Mariúpol. Según el comunicado del ayuntamiento, 31 personas murieron y más de un centenar resultaron heridas.
Viendo la urgente necesidad de perfeccionar el mecanismo de aplicación del Protocolo de Minsk, los días 11 y 12 de febrero de 2015, los líderes de Ucrania, Rusia, Alemania y Francia, en el formato del cuarteto de Normandía, acordaron un conjunto de medidas: Minsk 2. Los acuerdos preveían, entre otras cosas, la retirada de armamento pesado por ambas partes a distancias iguales con el fin de crear una zona de seguridad de al menos 50 km de ancho para los sistemas de artillería de calibre igual o superior a 100 mm, una zona de seguridad de 70 km de ancho para los MLRS y de 140 km de ancho para los sistemas de misiles tácticos Tornado-S, Uragan, Smerch y Tochka (Tochka-U).
Formato de Normandía
Serie de reuniones para resolver el conflicto ruso-ucraniano en el este de Ucrania, iniciadas en 2014 por el entonces presidente francés François Hollande, con el apoyo de la canciller alemana Angela Merkel. Llamado así por el lugar de su realización.La parte ucraniana, según el entonces portavoz de la Operación Antiterrorista, Andriy Lysenko, comenzó la retirada en febrero de 2015. Al mismo tiempo, los grupos armados también informaron de su retirada. Sin embargo, los bombardeos desde los territorios no controlados por el gobierno ucraniano han demostrado repetidamente que estos comunicados eran falsos.
Desde principios de 2015 y hasta finales de 2021, las partes ucraniana y rusa han acordado un alto al fuego en la zona de combate más de una docena de veces. Uno de los casos más elocuentes de violación de los acuerdos fue la ofensiva y captura de Debáltseve por los ocupantes en enero-febrero de 2015. Como resultado de estas batallas, murieron más de 250 soldados ucranianos. En general, los militantes no cumplieron plenamente ningún alto al fuego declarado durante este periodo. Según la Oficina del Alto Comisionado de la ONU, entre el 14 de abril de 2014 y el 31 de enero de 2021 murieron al menos 3 375 civiles y 4 150 soldados ucranianos.
Hostilidades en la dirección de Debáltseve
Tuvieron lugar en enero-febrero de 2015 y no cesaron tras la firma de un conjunto de medidas para aplicar el Protocolo de Minsk.Escalada en la frontera
En marzo de 2021, Rusia comenzó a desplegar fuerzas militares en los territorios fronterizos con Ucrania y la Crimea ocupada. Su número fue el mayor desde 2014, señaló la entonces secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki.
A lo largo del año, la Federación Rusa siguió aumentando la concentración de tropas cerca de la frontera con Ucrania, en Crimea y en Bielorrusia. Esto, así como el bombardeo de civiles en el este del país y la entrega de pasaportes rusos en los territorios ucranianos ocupados, los ministros de Asuntos Exteriores del Grupo de los Siete (G7) en una reunión el 19 de febrero de 2022, lo calificaron de violación de los acuerdos de Minsk, que incluían la prohibición del uso de armas pesadas.
En febrero de 2022
En el territorio de Bielorrusia se llevaron a cabo maniobras militares conjuntas con la Federación Rusa, tras las cuales parte de las fuerzas armadas rusas permanecieron en el país vecino. Después del 24 de febrero de 2022, Bielorrusia concedió permiso para utilizar su espacio aéreo y su territorio para bombardear Ucrania.La retirada de facto de Rusia de los acuerdos de Minsk fue posible gracias a la firma por Putin, el 21 de febrero de 2022, de un decreto por el que se reconocía la independencia de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Los líderes europeos llamaron esta medida de violación flagrante del derecho internacional, de la integridad territorial de Ucrania y de los acuerdos de Minsk.
Rusia ha negado reiteradamente su intención de lanzar una invasión a gran escala, incluso días antes de que se produjera. En una conversación telefónica, Putin y el presidente francés, Emmanuel Macron, coincidieron en la necesidad de una solución diplomática a la crisis. Para el 24 de febrero de 2022 estaba prevista una reunión entre el secretario de Estado estadounidense, Blinken, y el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Lavrov, que debía servir de preparación para la cumbre entre los presidentes Putin y Biden.
Negociaciones tras la invasión a gran escala
El 24 de febrero de 2022, Rusia escaló su terror lanzando una gran guerra contra Ucrania. Alrededor de las 4 de la madrugada, después de que el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, declarara una “operación militar especial”, se lanzaron ataques con misiles sobre toda Ucrania. El ejército ruso irrumpió en varias direcciones a la vez: cerca de Járkiv, Sumy, Cherníhiv y Jersón.
La mayoría de los líderes mundiales han condenado la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, ni el llamamiento a la retirada total de las tropas de la ocupación del territorio de un Estado soberano, ni la fuerte resistencia del ejército ucraniano y las fuerzas de autodefensa condujeron a una detención de la agresión. Por el contrario, en respuesta, el 27 de febrero, la parte rusa ya presentó su demanda: el ejército ucraniano debe deponer primero las armas, y solo entonces se llevarán a cabo las negociaciones.
Los primeros intentos (al menos conocidos oficialmente) desde la invasión a gran escala para acordar una futura solución diplomática al conflicto tuvieron lugar a principios de la primavera de 2022. En las negociaciones del 3 de marzo, las delegaciones de Ucrania y la Federación Rusa debatieron tres bloques: el militar, humanitario y político. Solo acordaron el formato de los corredores verdes para los civiles, pero incluso aquí, Rusia demostró una vez más su incapacidad negociadora: por los bombardeos se bloqueó la salida de los residentes de varias ciudades en las que se libraban combates activos. “Especialmente para la evacuación de los civiles de Mariúpol por la única ruta, los defensores de la ciudad tomaron una serie de medidas: limpiar la carretera de minas, eliminar barreras de ingeniería, etc. Ahora mismo, sin dejar que los habitantes de Mariúpol salgan de la ciudad, el enemigo ha lanzado un ataque contra Mariúpol en esta dirección”, comentó sobre las acciones del ejército ruso el 8 de marzo de 2022 en el regimiento Azov.
En la siguiente ronda de negociaciones, en Turquía, a finales de marzo, un miembro de la delegación rusa prometió “reducir significativamente la actividad militar en las direcciones de Cherníhiv y Kyiv”. Esta declaración fue efectivamente seguida por el reagrupamiento de las fuerzas de la ocupación en estas regiones, pero esto ocurrió inmediatamente después de que el ejército ucraniano hubiera liberado Irpín y otros asentamientos cerca de Kyiv. Similares “gestos de buena voluntad” hizo el ejército ruso en repetidas ocasiones durante la guerra, cuando prácticamente no tenía más remedio que retirarse.
Todas las negociaciones posteriores de alto al fuego con Rusia han sido infructuosas, ya que solo han servido para ganar tiempo y eludir la responsabilidad de haber iniciado la guerra. Pero los dirigentes ucranianos tienen una clara fórmula de paz: seguridad radiológica y nuclear, seguridad alimentaria y energética, liberación de todos los prisioneros de guerra y deportados, restablecimiento de la integridad territorial de Ucrania y del orden mundial, retirada de las tropas rusas y cese de las hostilidades, restablecimiento de la justicia, lucha contra el ecocidio, prevención de la escalada y fijación del fin de la guerra. Solo cuando se hayan cumplido todos los puntos de esta fórmula será posible retomar las negociaciones con la Federación Rusa.
Crisis alimentaria por el ataque de Rusia
En la primavera y el verano de 2022, la invasión rusa de Ucrania provocó la aparición de una nueva crisis, esta vez a escala mundial — la alimentaria. Ucrania es un gran productor y exportador de productos agrícolas y alimentos. Desde el comienzo de la invasión a gran escala, Rusia ha bloqueado la mayoría de los puertos marítimos ucranianos, limitando así las oportunidades de exportación. Según la información de la ONU, 140 millones de personas de diez países sintieran la escasez de alimentos. Las acciones de Rusia han aumentado la probabilidad de una grave escasez de grano en los países pobres de África y Oriente Medio, lo que puede provocar hambrunas.
El 22 de julio, Ucrania y Rusia firmaron con Turquía y la ONU dos acuerdos separados sobre la exportación de cereales a través del mar Negro. Los acuerdos preveían, en particular, el desbloqueo de los puertos Odesa, Chornomorsk y Pivdennyi. En una conversación con los periodistas, el Secretario General de la ONU, António Guterres, admitió que la organización no tiene forma de castigar a Rusia si viola el acuerdo, pero afirmó que sería “un escándalo completamente inaceptable, y toda la comunidad internacional reaccionará con mucha firmeza”. Ya al día siguiente, Rusia atacó el puerto comercial marítimo de Odesa con misiles de crucero y, en marzo de 2023, se negó a prorrogar el acuerdo cereal más de 60 días, aunque el documento prevé una prórroga de al menos 120 días.
Los políticos occidentales instan constantemente al diálogo entre Kyiv y Moscú. Y esto a pesar de que una de las partes de las posibles negociaciones hace tiempo que perdió la condición de interlocutor en cuyas palabras e incluso documentos firmados se confía. Rusia finalmente se deshizo de él hace 9 años al ocupar Crimea y convertirse en un país agresor, mientras que se suponía que tenía que ser el garante de la seguridad en Ucrania. Después de eso, el Kremlin no hizo más que confirmar su incapacidad de negociar, con cada alto al fuego incumplido, cada corredor verde bombardeado, cada ucraniano asesinado. Así que la posición del gobierno ucraniano sobre las negociaciones es clara: Ucrania y Rusia solo podrán volver a la mesa de negociaciones tras la retirada de las tropas y la admisión de culpabilidad por parte del país agresor.