Cerca de aldea de Bezvódivka, en la región de Sívershchyna, se sitúa un valioso monumento histórico de unos 4 mil años de edad y cuya verdadera función está todavía por determinar: los túmulos de Bezvódivka. El etnógrafo Oleksandr Klykavka investiga sobre estos túmulos y tiene su propia visión de su historia; sostiene que Bezvódivka fue un observatorio desde el que alguna antigua civilización observaba los cuerpos celestes.
Mientras la discusión sobre el propósito funcional del monumento continúa, el etnógrafo ha llevado a cabo grandes esfuerzos para preservar los túmulos y popularizarlos entre los turistas.
En la antigüedad, la visión del mundo que la gente tenía no se limitaba al horizonte, sino que observaban cuerpos celestes e intentaban comprender las leyes de su movimiento. En diferentes partes del mundo se crearon prototipos de observatorios modernos donde, en lugar de telescopios se usaba un sistema de marcas. Gracias a su ubicación exacta, las marcas (túmulos, rocas, etc.) señalaban, en el horizonte, los puntos de salida y puesta del sol y los de otros cuerpos celestes.
Por supuesto, el propósito de la construcción de estos observatorios era enteramente pragmático. Se trataba de lograr comprender cuando tendrían lugar ciertos días del año: cuando la noche o el día se hacían más largos, cuando era mejor sembrar y recoger la cosecha, cuando se desbordarían los ríos y cuando era el momento oportuno para pedir un buen año a los dioses.
Sin embargo, era muy difícil crear un sistema de observación de tal escala y precisión en aquellos tiempos. En primer lugar, resulta físicamente difícil elevar túmulos, cavar fosos o transportar grandes rocas sin cualquier técnica especial; en segundo lugar, no es fácil elegir la ubicación y la proporción exacta de estos objetos a grandes distancias. Por esta razón, la mera existencia de semejante monumento atestigua que en estos terrenos vivió una civilización cuanto menos desarrollada.
En el siglo XX, nació una ciencia interdisciplinaria que estudiaba los conocimientos astronómicos que tenían las civilizaciones y pueblos antiguos y la forma en que estas creencias influían en su cultura: la arqueoastronomía.
Existen numerosos monumentos históricos repartidos por todo el mundo que servían para el estudio de la arqueoastronomía. Uno de los más conocidos es el monumento megalítico de Stonehenge, en Inglaterra, el cual fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La función de este monumento de rocas rodeado por un foso sigue siendo un misterio a día de hoy, pero el hecho de que Stonehenge tenga su eje principal orientado hacia el punto de la salida del sol en el día del solsticio de verano, ha permitido al astrónomo británico Gerald Hawkins suponer que Stonehenge era una suerte de herramienta astronómica de dimensiones enormes; también se cree que este monumento pudo haber servido de sepulcro o templo. Al igual que Zorats Karer en Armenia o las rocas alienígenas en Mongolia, Stonehenge pertenece a las construcciones megalíticas propias del siglo III o IV a.C. en Europa y más tarde en Asia y África.
Bezvódivka
El sistema de túmulos al que Oleksandr Klykavka denomina «observatorio» está situado cerca de Bezvódivka, una aldea abandonada a unos 6-8 kilómetros de la ciudad de Ichnia
Los hallazgos arqueológicos señalan que el terreno de Ichnia fue habitado por el hombre hace más de 15 mil años. En este terreno se han preservado tres decenas de túmulos, que datan del siglo V – I a.C.
Bezvódivka fue mencionada por primera vez en fuentes escritas a finales del siglo XVIII. 100 años más tarde, Pavló Jarytónenko, empresario y propietario de fábricas de azúcar, se hizo con estas tierras. Jarytónenko creó una hacienda en donde ricos terratenientes trabajaron el cultivo de la remolacha azucarera hasta 1918, año en que, tras los sucesos revolucionarios, la hacienda de Bezvódivka fue destrozada y saqueada.
En 1925 y durante la época soviética la aldea Bezvódivka resurgió, pero en los años 70 la gente comenzó a dejar la aldea y para los años 90 ya no quedaba ningún habitante y finalmente, el territorio de la aldea fue nivelado para cultivar la tierra. Sin embargo, la localidad no fue borrada del mapa por completo, ya que se preservó un pequeño camino sin salida usado mayormente por los agricultores y que lleva al cementerio, a donde todavía hoy acuden algunas personas para mantener en buen estado las tumbas de sus difuntos.
El sistema de túmulos está situado en la meseta de Bezvódivka y a una altura de más de 170 metros sobre el nivel del mar. Este complejo ocupa aproximadamente 20 km2 y la distancia entre estos túmulos (situados en torno a un túmulo central y desde los cuales se dominan unas vistas de 360 grados) es de entre 800 m y 4 km.
Basándose en la descripción histórica y estadística de 1874 y en la filmación aérea del lugar, Oleksandr ha calculado que en total había 35 túmulos, 14 de los cuales se han preservado hasta hoy. Además, nos explica que los túmulos forman un sistema de miras cercanas y lejanas, es decir marcas en el horizonte. Las miras cercanas están alejadas del centro del complejo a exactamente la misma distancia y forman un círculo con un diámetro de 185 metros. Las miras lejanas están situadas a diferentes distancias del centro del complejo, pero en sus artículos y películas sobre Bezvódivka, el etnógrafo describe detalladamente la lógica matemática que subyace a la localización de cada uno de los túmulos.
Los grupos de túmulos tienen sus propios nombres populares. En el norte se preservaron dos túmulos de forma cónica, que se llaman Ostrytsi (puntiagudos, en ucraniano); el círculo central de las miras cercanas, como explica Oleksandr, se llama Roblenytsi o Róbleni mogyly (tumbas fabricadas); hay también dos terraplenes paralelos llamados Yaskovi mogyly. Entre las tumbas «fabricadas» y Yaskovi se sitúa el túmulo Gorílyi did (abuelo quemado). Osychyja es considerado uno de los túmulos más altos.
Oleksandr cuenta que muchos túmulos fueron arruinados durante el periodo de cultivo. Algunos túmulos tienen la forma de una plaza circular, pues tienen un hoyo que parece estar rodeado por una muralla. Los otros son simples montículos.
Las teorías de científicos y etnógrafos sobre la función original de los túmulos difieren entre sí. Mientras que algunos sostienen que los túmulos eran estructuras funerarias y están en desacuerdo sobre el tiempo de aparición, otros creen que los túmulos actuaban como torres de vigilancia. De acuerdo con un examen arqueológico de 2009, estos túmulos podrían ser el legado de tribus nómadas de principios de la Edad del Hierro, exactamente en los siglos II y I a.C. Oleksandr cree que a las tribus sedentarias les sería más conveniente construir un complejo así y su función podría haber sido doble:
— Las tribus sedentarias, que cultivaban cereales, debían seguir el movimiento de los cuerpos celestes como quien sigue un calendario y así saber cuándo era el mejor momento para la siembra y recogida del cultivo. Para ellos era muy importante el periodo del año entre el equinoccio de primavera y el de otoño, cuando el día es más largo que la noche. ¿Por qué esto es un observatorio basado en el horizonte? Con la ayuda del horizonte resulta muy cómodo fijar el movimiento de los puntos de salida y puesta de cuerpos celestes. Estos puntos están situados a una distancia lo suficientemente grande como para que la certeza de observación sea adecuada. En la antigüedad, diferentes ramas como la filosofía, la ciencia o la religión eran todo uno, no estaban separadas aún. Además de servir como punto de mira, el túmulo también pudo ser lugar de sepultura para personas de especial importancia.
Fuera cual fuera la función de este complejo, es un monumento histórico local que necesita protección, preservación y puede que incluso restauración. Además del paso del tiempo, los túmulos de Bezvódivka han sufrido notablemente en las épocas de mayor actividad agrícola del hombre porque las máquinas y arados pasan muy cerca y destrozan su base. En el verano de 2018, Oleksandr nos cuenta de que sus numerosas cartas a las autoridades locales dieron su fruto y que alrededor de los túmulos se creó una zona de protección de entre cinco y siete metros para la protección de los túmulos. También se trabaja para dar solución al problema de visibilidad que sufren cuando se cultiva maíz. Desde la autoridad local se dijo que, este año, el propietario del campo donde están situados los túmulos había creado unos pasos hacía ellos y que había instalado indicadores que señalaban e informaban de su existencia.
Oleksandr
Oleksandr Klykavka, agro biólogo de formación, tiene un gran interés por la historia antigua de Ucrania. Llegó a Bezvódivka por primera vez en 2012, investigando los orígenes de su madre. Recuerda que, cuando llegó, el cultivo de maíz rozaba los dos metros de altura y ocultaba por completo a los túmulos.
— Los túmulos no se veían desde el camino. Me metí por entre el maíz, subí arriba de uno de ellos y solo entonces pude apreciar la escala del complejo.
Anteriormente, Oleksandr había estudiado los mapas antiguos de este lugar creados en el siglo XIX por el científico Friedrich Schubert:
— Cuando vi en el mapa un extraño grupo de marcas desconocidas me pregunté qué podían significar. No parecían un asentamiento antiguo, ni siquiera túmulos. Pensé que podía tratarse de un antiguo observatorio, algo así como el Stonehenge inglés o el Arcaim ruso.
Cuando Oleksandr comenzó a observar de cerca este monumento, descubrió otros complejos no muy lejanos que guardaban ciertos patrones matemáticos y astronómicos en su ubicación.
— Estos túmulos están situados en los mismos acimuts donde sale el sol en los días de solsticio de invierno y de verano, como también en el día de equinoccio de primavera. Además, están a unas distancias que se correlacionan siguiendo unas proporciones matemáticas. Por ejemplo, la distancia desde el centro del complejo hasta la mira occidental es 830 metros; hasta el grupo del norte, Yaskovi mogyly, es dos veces más grande ,1660 metros y hasta la mira de sureste, el túmulo Osychyja, la distancia es otras dos veces más grande, 3320 metros.
Cuando Oleksandr supo lo suficiente sobre el complejo y sobre la arqueoastronomía sintió la necesidad de fusionar ambos conocimientos y acercarlos al público general. Así, en 2015 lanzó el «Observatorio Bezvódivka», un proyecto de historia e investigación:
— He hecho una página web sencilla sobre Bezvódivka en donde subo fotos y artículos; también he filmado dos documentales sobre este lugar. Uno de ellos participó en el festival de cine sobre arqueología de 2016 en Italia. Además, he creado yo mismo el logotipo de Bezvódivka: un círculo con ocho marcas. También he tenido unas cuantas publicaciones en Ancient History Encyclopedia, en Gran Bretaña y una más en la revista Ukrainian People. En general, intento contar de manera curiosa y vívida la historia de Ucrania que no está difundida de manera suficiente en los libros y películas. Ahora, por lo visto, el periodo más o menos interesante para nuestra historia se limita a mil años, es decir los comienzos de Rus de Kýiv. ¿Y qué sabemos realmente de los tiempos más antiguos como, por ejemplo, hace dos o cuatro mil años en Ucrania?
Al estudiar los mapas antiguos, el etnógrafo se dio cuenta de que los municipios estaban alejados de este lugar y de que, justo en este terreno, no hubo nunca ningún asentamiento. En primer lugar, por aquí pasa la divisoria de aguas por lo que no hay ninguna fuente de agua cercana y en segundo, es posible que la gente sintiera ya algún tipo de prohibición o temor a asentarse en un lugar de estas características. Esta prohibición, explica Oleksandr, fue violada por la familia Jarytónenko cuando comenzaron a construir la finca aquí. Su error fue repetido más adelante por autoridades soviéticas, que dieron tierras a los habitantes de ciudad de Ichnia. Así se formó la aldea Bezvódivka, que ha existido durante 50-60 años y que no dejó ni rastro tras de sí:
— He paseado y observado muchas veces por los campos cercanos. La única prueba de que hubo vida humana aquí es la presencia ocasional de pedazos de cerámica o jarras rotas. Hasta ahora, no he encontrado restos de ningún gran poblado estable en estos barrancos, lo que significa que la gente no vivía aquí. Llegaban desde lugares cercanos, como si este lugar se tratara de un centro espiritual o administrativo donde podían ejercer reuniones o ceremonias.
A Oleksandr le gustaría que Bezvódivka se convirtiera en la meca turística de su región. Y dice que para esto se puede dar pasos concretos, como en su tiempo hicieron los británicos para Stonehenge:
— Cada roca de Stonehenge se puede comparar con un túmulo en Bezvódivka, porque ejercen la misma función: marcar, donde sale y se pone el sol o la luna. Stonehenge es visitado por cientos de miles de turistas que se sienten atraídos por la mística especial, el misterio y la historia que hay entre estas rocas. Hay decenas de películas y cientos de libros sobre Stonehenge… y nosotros también tenemos un objeto parecido sobre el que se puede investigar y sobre el cual se puede hablar, no solo aquí en Ucrania, sino también en el extranjero; un lugar al que la gente venga a visitar y a través del cual puedan aprender nuestra historia.
La restauración de estos monumentos es una práctica común, dice Oleksandr. En el siglo XX fue renovado Stonehenge y el círculo de Goseck fue abierto para los turistas cinco años después de su descubrimiento. Lo mismo se puede hacer con Bezvódivka. Hay una descripción de este objeto del año 1874, con tamaños y distancias de cada objeto de este grupo de túmulos y con la ayuda de varios métodos de investigación se puede renovar todo y devolverle a su aspecto original.
— En los colegios se dedica muy poco tiempo a estudiar las épocas más antiguas de Ucrania, pero hay muchísimas cosas interesantes en ellas. Muy poca gente sabe lo que es la arqueoastronomía y el papel que tuvo en Ucrania, puesto que existe la creencia popular de que hace dos o tres mil años no había aquí ningún tipo de vida civilizada; tan solo tribus que cultivaban trigo y cuya única misión era la de combatir con otras tribus. La verdad sea dicha, a la gente entonces no tan solo le interesaba conseguir el pan de cada día, pero de vez en cuando también levantaban la cabeza y miraban arriba, a las estrellas y al sol y trataban de estudiar sus leyes. Eran capaces de ver que todos los cuerpos en el cielo se movían de una manera ordenada y con su estudio, crearon mitos y calendarios y lo relacionaron con el ciclo de la vida.