Tetiana ha sido voluntaria de la Cruz Roja de Ucrania durante casi tres años. Publicamos su historia personal sobre ayudar a los civiles durante la invasión rusa a gran escala de Ucrania y explicamos la diferencia entre las dos organizaciones: la Cruz Roja Ucraniana y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Después del escándalo que rodeó al Comité Internacional de la Cruz Roja en marzo de 2022 cuando el Presidente del CICR, Peter Maurer, se reunió en Moscú con el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, y discutieron la apertura de la oficina de la organización en la ciudad de Rostov del Don, se levantó una ola de acusaciones y desconfianza hacia los voluntarios de la Cruz Roja de Ucrania. El motivo de las acusaciones es el temor de que la apertura de dicha oficina ayude a Rusia a legalizar sus llamados «corredores humanitarios», así como a facilitar la deportación forzosa de ucranianos al territorio del estado agresor. Explicamos por qué estas acusaciones no tienen nada que ver con la Cruz Roja de Ucrania.
Tetiana Romanyuk, voluntaria de la CR de Ucrania
He sido miembro del Escuadrón de Respuesta Rápida de la Cruz Roja de Ucrania durante casi tres años. «Vine aquí en un momento de crisis en mi vida, cuando parecía que todo se estaba desmoronando. Recordaba a personas con cruces rojas desde la Revolución de la Dignidad, y luego las vi en protestas y festivales. Estas cruces son ahora mi segunda familia. No soy médico, solo sé brindar atención primaria, es decir, mantener viva a la persona hasta que llegue la ambulancia. Me llamaron la atención los primeros auxilios y tomé cursos en la Cruz Roja, porque creo que la vida humana es un valor superior, y quería saber qué hacer si alguien a mi lado empieza a sentirse mal repentinamente.
Durante el primer mes después de la invasión a gran escala, estuve de servicio en la carpa de la Cruz Roja en una estación de tren en Kyiv, brindando primeros auxilios psicológicos a las personas traídas de los territorios temporalmente ocupados. Fui a las casas después de que estas hayan sido bombardeadas. Instalamos tiendas de campaña, ayudamos con el transporte de aquellos que no podían caminar por sí mismos. Abrigábamos, tratábamos las heridas y apoyábamos psicológicamente a las víctimas.
Acompañé los vuelos de evacuación desde las ciudades temporalmente ocupadas de la región de Kyiv (Dymerka, Irpín) a Kyiv. Esta zona es la más difícil psicológicamente, porque a menudo estas evacuaciones se realizaban bajo fuego. Cuando estoy en una situación que amenaza mi vida, por dentro solo mantengo paz, concentración y un plan de acción claro. La conciencia de lo que pudo haber pasado llega después, en un lugar tranquilo. Pero a pesar del peligro, nunca pensé en dejarlo. Abrazos, palabras de agradecimiento de aquellos a quienes ayudamos, es lo que más aliento me da en esos momentos. La Cruz Roja es, definitivamente, mi lugar.
Lo que más me impresiona ahora son los niños que conocí durante mis viajes. A la edad de 5-8 años, se han vuelto adultos. Impactan los pueblos destruidos completamente, cuerpos de personas tirados en medio de la calle y proyectiles sin explotar que sobresalen del suelo y las personas los van esquivando al pasar. Me impactó un hombre que, al evacuar de Irpín, solo se llevó a su gatito con él. Nada más, ni documentos, ni cosas. Estaba tomando té en nuestra carpa en la estación, le temblaban las manos, y luego rompió a llorar y decía: «¿Cómo sigo? ¿Qué hago ahora?». Las historias como esta me oprimen el corazón.
Siempre me he sentido orgullosa de ser voluntaria de la Cruz Roja. Sin embargo, en las últimas dos semanas, ha caído mucho odio sobre mí y mis colegas debido a los eventos en Rostov. Una vez, en los primeros días después del escándalo, un taxista en Kyiv se negó a llevarme porque estaba con el uniforme de la Cruz Roja. Hubo otra situación cuando trajimos a un hombre herido de Irpín a uno de los hospitales de Kyiv, nos quedamos en el pasillo esperando que se lo llevaran, y mi comandante le preguntó al médico: «¿Cómo está? ¿Les están llegando los heridos? ¿Cómo se sienten? ¿En qué condición están?» El médico lo miró y dijo: «Puede que lleguen puede que no, pero no le diré nada a la Cruz Roja». Todo esto es solo porque la gente no está muy bien informada sobre la estructura de la Cruz Roja. La Cruz Roja Ucraniana y el Comité Internacional de la Cruz Roja son dos organizaciones completamente diferentes, unidas únicamente por su participación en un mismo movimiento. La Cruz Roja en Ucrania es totalmente independiente y autónoma, los voluntarios son ucranianos. Y el trato negativo hacia nosotros desmotiva mucho y nos pone tristes, porque los voluntarios de los Escuadrones de Respuesta Rápida de la Cruz Roja de Ucrania han estado trabajando desde el primer día de la guerra. No recibimos dinero por nuestras actividades, apenas visitamos nuestros hogares y no vemos a nuestros familiares. Todo con el fin de acudir oportunamente al lugar cuando nos lo solicita el Servicio Estatal de Emergencias y rápidamente comenzar a brindar asistencia, de ayudar a evacuar a miles de personas, arriesgando nuestras vidas cada vez y a pesar de los bombardeos. Con el fin de entregar la ayuda humanitaria a las ciudades temporalmente ocupadas y de transportar a las personas con movilidad reducida a lugares más seguros, y de enseñar a la gente a prestar primeros auxilios. En la estación estamos de guardia las 24 horas para que en cualquier momento la gente pueda venir, recibir ayuda y apoyo. Hemos escuchado o presenciado miles de historias de dolor, y cada historia nos atraviesa.
Entre sus principios, la Cruz Roja tiene una posición de neutralidad: no podemos ponernos del lado de nadie, la seguridad de la población civil de ambos lados es importante para nosotros. Es gracias a esto que las tropas rusas nos permiten entrar en los territorios ocupados para ayudar a los civiles. No compartimos datos personales, ni grabamos videos, porque la próxima vez no se nos permitirá ingresar y no podremos ayudar a las personas.
Cuando paso por un puesto de control ruso, tengo que ser lo más discreta posible, a pesar de por dentro me hierve la sangre. Si algo sale mal, puede pasar cualquier cosa: pueden dispararme a mí o a nuestra tripulación, tomarme prisionera y la evacuación de civiles fallará. Por lo general, cuido mi rostro para que no exprese nada, respondo preguntas con moderación y es todo.
Mi único objetivo es evacuar a la población civil, y eso es en lo que debemos concentrarnos. Mientras no me hagan nada físicamente, solo tengo que comportarme con calma para no provocar a nadie. El vehículo de la Cruz Roja durante la evacuación es una garantía de que el convoy se traslada con las autorizaciones correspondientes, y el desplazamiento de este convoy se coordina al más alto nivel en ambos lados. Por supuesto, a veces los militares están fuera de contacto, y varias veces hemos estado en situaciones muy peligrosas en las que pudimos haber sido asesinados debido al desconocimiento de los militares. Nos hemos salvado de milagro.
Entiendo que puedo perder mi vida. Pero no tengo hijos ni familia, y siento que, si me pasa algo, no será tan doloroso como si le pasara algo a una persona que tiene familia e hijos que quedarán abandonados a su suerte. No tengo miedo de morir, más miedo tengo por mi equipo, por mis cercanos, no pienso en mí en absoluto. Resisto porque sé que lo que hago es muy importante. Y que estoy en mi elemento, porque ayudar a la gente es lo que me apasiona desde los 16 años. Ahora estamos salvando miles de vidas: mamás y papás, abuelos, hijas e hijos que son todo un universo para alguien. Una vez a la semana, me aseguro de hablar con un psicólogo para no tener que guardármelo todo.
En Ucrania, la Cruz Roja tiene alrededor de 500 voluntarios en el Escuadrón de Respuesta Rápida, alrededor de 50 de ellos están en Kyiv. A cada uno de nosotros nos duele Ucrania y todo lo que está sucediendo aquí. Estamos trabajando al máximo y todos estamos en el mismo frente. Así que unámonos, apoyémonos unos a otros y logremos la victoria juntos.
Comentario de la Cruz Roja en Ucrania
La Sociedad de la Cruz Roja de Ucrania (Cruz Roja de Ucrania) y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) son organizaciones diferentes. La Cruz Roja de Ucrania tiene un mandato exclusivamente nacional, es decir, trabaja únicamente en el territorio de Ucrania.
El CICR tiene un mandato internacional y actúa como mediador neutral e imparcial entre todas las partes del conflicto armado para resolver cuestiones humanitarias.
La Cruz Roja de Ucrania no tiene nada que ver con la visita oficial del CICR a la Federación Rusa. No tiene nada que ver con la apertura de oficinas o centros humanitarios en Rostov del Don.
La Cruz Roja de Ucrania protege la vida de las personas, alivia su sufrimiento durante los conflictos armados y los desastres naturales y ayuda a las autoridades en las actividades humanitarias. La sociedad facilita la prestación de ayuda humanitaria, apoya el trabajo de las autoridades locales en la evacuación de la población, pero NO PUEDE iniciar corredores humanitarios por sí sola.